Un engendro anda suelto en Brooklyn
Essrog
es un apellido difícil de pronunciar para cualquiera. La prueba oral se
complica si en tu boca se agolpan palabras que no saben guardar cola y quieren
salir de forma atropellada hacia el exterior, hacia tu interlocutor, hacia lo
desconocido que habita más allá del origen. Éste es el día a día de un
tourético. Alguien que, como Lionel Essrog, es incapaz de ocultar su presencia
o su sintaxis.
Para
añadir dramatismo a la escena, Lionel es un detective que busca al asesino de
Minna, su mentor. Un mafiosillo del tres al cuarto que ha recibido una puñalada
mortal en un asunto algo turbio del que no quiere decir palabra ni en su lecho
de muerte. Y claro, lo que le sobran a Lionel son palabras. Sin perder el
tiempo se pone a investigar el caso a pesar de que ni sus compañeros, ni los
mafiosos para los que Minna trabajaba, ni los matones, ni las mujeres fatales
que pueblan Brooklyn le tomen en serio.