Deseo: teoría comparada.
¿Puede toda la literatura consumida servir como método de prevención para algo tan universal como el deseo? ¿Se puede revivir el ardor, la consumición y los celos propios de la atracción adolescente mucho, mucho, tiempo después? Esto debe preguntarse David Kepesh, un profesor universitario, libertino, que verá cómo su statu quo mental se desvanecerá al entrar dentro del mundo y del cuerpo de una de sus alumnas, Consuelo Castillo.
Al analizar las vidas de estos dos personajes por separado, podemos ver cómo el encuentro de ambos es totalmente fortuito. Y sin embargo, sucede. Las buenas maneras de esta hija de exiliados cubanos encuentran su reverso perverso en las sábanas de un hombre de sesenta años cuya experiencia le había servido para mantener cierta distancia de toda emoción intensa. Hasta ahora.
La sumisión, el sexo, los celos, el rechazo, la ocultación, el compromiso. Estos son los ingredientes que aderezan este plato, y cuyo exceso o ausencia de uno de ellos hará que la delgada línea que los circunda los ate a una versión de ellos mismos en la que no se reconocen.
Breve fue lo largamente recordado
Esta novela, el romance de David y Consuelo, la vida sorprendida. Estos tres elementos comparten como rasgo de unión su brevedad. Estamos ante un relato directo con algunas digresiones al pasado de los personajes, pero sin mucha paja de por medio. Aquí lo que importa es qué busca Consuelo y cómo se siente el profesor Kepesh cuando descubra una equis roja en su pecho. No abundan las páginas en esta historia porque hay mucha información que el lector ya posee debido a su experiencia personal. Todos hemos sido presa de ese dios pagano, gemelo de Delirio, por lo que Roth no tiene que hacer mucho hincapié en los sentimientos que embarga a los personajes.
De telón de fondo, y como contexto idóneo para estos personajes, el autor nos va hilando los cambios sociales, la revolución sexual y los claroscuros del nuevo paradigma dado en los 60. Con un análisis certero, se nos explica de forma directa el por qué de este popurrí sexual que hoy vivimos. Esas camas ganadas, esa moral anquilosada ya perdida.
Morirse de ganas
Arrastrarse sin demora hacia aquello que nos aflige. Ser mordido y morder, siempre que se pueda. No entenderlo, gracias a los dioses, no entenderlo. Porque si alguien se atreve a autoexplicarse la pulsiones del deseo no sólo no saldrá de su dinámica, sino que además entenderá la nula importancia de la fuerza de voluntad en los asuntos que de verdad importan.
Roth disecciona a sus personajes y nos los muestra en carne viva. Vemos dónde reside el dolor, dónde el ardor del sexo. Como si fuéramos un gabinete médico, lo entendemos, barajamos las posibilidades de extirpación y negamos con la cabeza. Arrancar esa semilla con la fuerza física es hundirla más en el paciente. La posesión del otro nos deja indefensos a cambio de fortalecer con nuestra propia vida el objeto en torno al cual orbitamos. Y nos parece justo. Una ganga.
No estoy en contra de ello porque sea repugnante. Estoy en contra porque eso significa enamorarte. La única obsesión que todo el mundo desea: “amor”. ¿La gente cree que al enamorarse se completa? ¿La unión platónica de las almas? Yo no lo creo así. Creo que estás completo antes de empezar. Y el amor te fractura. Estás completo, y luego estás partido. Ella era un cuerpo extraño introducido en tu totalidad. Y durante año y medio te esforzaste por asimilarlo. Pero nunca estarás completo hasta que lo expelas. O te libras de él o lo incorporas mediante la distorsión de ti mismo. Y eso es lo que hiciste y lo que te enloqueció.
Versión de uno mismo que oscila entre el abandono y el deseo, tampoco esta versión lo entenderá. no se esfuerza, Prefiere sentir, tan poco la conmueve esos días el saber, se hincha, bebe el sudor de las puntas de los dedos.
ResponderEliminarLibro magistral, perfectamente atravesado por tu crítica... Considero "El animal moribundo" mi libro 2011.
Oh! Tu libro 2011? Qué palabras tan mayores! Tengo que pensar cuál es mi libro 2011.
ResponderEliminarGracias por tus palabras!
Sólo he leído el mal de Portnoy y hace de eso pocas semanas. Os voy a hacer caso a Karo y a ti, pero ¿después de el mal de Portnoy hago bien si sigo con éste? saludos
ResponderEliminarCreo que "El mal de Portnoy" es totalmente ajeno a lo que aquí se narra. Pero este libro creo que cierra una trilogía basada en el mismo personaje, David Kepesh formada por:
ResponderEliminar1. El pecho.
2. El profesor del deseo.
3. El animal moribundo.
Creo que Karo y Gancedo se han leído los 3.
PD: Gracias por pasarte!
No sólo me he leído los tres, pero además en un orden totalmente descabellado y nada cronológico: es decir, mi combinación era: 3>1>2... Y la verdad los he leído casi seguidos, el orden le dio una calidad de serpentina de flashbacks y revelaciones muy buena.
ResponderEliminarEs un libro que agita, que hace madurar, trata un tema para mí muy difícil de una manera muy única. Es el libro donde Roth brilla de una manera magistral, tanto amor en un solo libro...
Pues gracias a los dos. Los leeré. Un abrazo.
ResponderEliminarAunque ésta no es la obra de Roth que más me gusta, sí que vale mucho la pena. Yo también la reseñé.
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