lunes, 26 de diciembre de 2011

Invisible



Clase del 67


En el 1967 se estrena El Graduado de Mike Nichols y su protagonista, Ben Braddock, tiene ante sí un futuro que no acaba de discernir y una relación sentimental complicada hasta decir “basta”. Justo igual que el protagonista de Invisible, Adam Walker, cuyo 1967 transcurre a través de giros que le cambiarán de forma radical y lo empujarán, como sucede con el joven Dustin Hoffman, hacia una madurez no del todo deseada.



El cambio de Adam Walker sucede de la mano de Rudolf Born, un profesor francés que da clases de relaciones internacionales en la Universidad de Columbia y que le enseñará al joven estudiante todas las facetas morales que la vida puede contener. Para bien o para mal, Walker empezará a girar sobre sí mismo hasta darse cuenta de lo ingenua que eran sus creencias hasta ese momento. Y de cómo los “no debería” carecen de utilidad a la hora encontrar nuestro lugar en el mundo.



101 formas de hacerlo bien


Si algo destaca en el libro de Paul Auster, es el ejercicio formal que el autor lleva a cabo. Más allá de la historia que cuenta, el libro es un compendio sobre las posibles formas de escribir una novela. No sólo desde un aspecto metaficcional –Walker protagoniza y escribe desde la ficción este Invisible-, sino desde un punto de vista estilístico.

La narración en primera, segunda y tercera persona, se mezcla con el género epistolar, la recopilación de notas y el diario. Todo ello da lugar a un collage de estilos, que no sólo consigue tener coherencia en su conjunto, sino que agiliza la lectura y refuerza el propósito buscado en cada uno de estos saltos.

Es aquí donde la experiencia del autor prevalece, ya que añadir tantos ingredientes y conseguir que el resultado sea una lectura fácil, rápida y comprensible es una prueba de fuego de la que más de uno saldría hecho ascuas. Y justo es aquí donde reside el valor de la novela. Por esto merece mención y brillo.


Agridulce sabor a nada


Una vez dejado claro el punto fuerte de Invisible hay que reconocer la pérdida de fuelle argumental que tiene lugar durante el transcurso de la novela. La obra está estructurada en tres estaciones Primavera, Verano y Otoño, además de interludios en los que la metaficción monopoliza la narración. De todo el conjunto, la parte de Verano es la más redonda, rica y potente. El resto carece de la fuerza necesaria para que la historia te agarre y no te suelta. Durante el transcurso del relato, las intenciones de los personajes están menos claras y los giros carecen de verosimilitud. No, no estamos ante un Auster en mayúsculas. Y a medida que la historia va llegando a su desenlace, nos quedamos con el mismo rostro confuso que ese Ben Braddock que no sabe después de todo, hacia dónde se dirige el coche que lo lleva y, por ende, su propia vida.


Paul Auster (1947, New Jersey)


Por encima del hombro de tu madre, ves que tu padre te observa con esa mirada distante y apagada, y comprendes que no tiene la menor idea de cómo eres, que siempre has sido un misterio para él, una persona más allá de toda comprensión, pero ahora, por una vez en tu vida, sientes que estás de acuerdo con él, porque lo cierto es que tú tampoco tienes la mínima idea de quién eres, y desde luego, incluso para ti mismo, eres una persona imposible de entender.

4 comentarios:

  1. Me faltan algunas novelas por leer de Auster y entre ellas esta; a ver si me hago con ella que le tengo ganas.

    bsos!

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  2. Excelente reseña. Fue el segundo libro que leí en 2010 y esto fue lo único que supe decir sobre él al finalizar el año: "Para ser sincero no es de los libros que más me ha gustado de Auster. Guardo un vago recuerdo, aunque sé que lo pasé bien mientras lo leía."
    O sea, que no me impactó,o, como dices tú, aquí no encontramos a un Auster en mayúsculas, pero si es un placer leerlo.
    Un abrazo

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  3. - Rosalía: si tienes experiencia en Auster, entra en este Invisible y coméntame qué te pareció en relación a la obra completa del autor. Me gustaría saber tu opinión!

    - LilVia: siempre le da a uno miedo criticar abiertamente a Auster debido a su legión de fans, pero lo cierto es que a pesar de pasar un buen rato con él, algo que agradezco a su estilo, no quedará dentro de mis lecturas favoritas del año.

    Little bye a los dos!

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  4. Y yo me he cebado un poco hoy. Tú lo supiste cerrar en una sola frase: hemos viajado a las afueras de Auster. Es completo, es un genio y no deja lugar a disfrute. Necesito vivir un libro, no tan solo rendirle homenaje. Necesito hacerlo mío. Y Auster no se deja.

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