martes, 31 de enero de 2012

Siempre el mismo día



¿Qué tal tu día?

Hay una escena en la película Las Horas (2002, Stephen Daldry) en la que Meryl Streep le cuenta a Ed Harris la absoluta falta de profundidad de una velada que ambos compartieron entre amigos hace años. Lo saca a relucir porque tiempo después ella tiene la epifanía o la certeza humilde de que aquel día fue el día más feliz de su vida.


So, this is the beginning of happiness. This is where it starts. And, of course, there will always be more. It never occurred to me it wasn’t the beginning. It was happiness. It was the moment … right then.

Sobre este proceso de ensalzamiento de lo nimio hasta otorgarle valores absolutos versa Siempre el mismo día.

En este caso el día en concreto es un 15 de julio de 1988. Emma y Dexter dos recién licenciados pasan la noche juntos antes de embarcarse en la vida real. El encuentro les sabe a poco, entre bromas, malentendidos y conflictos en sus puntos de vista, deciden, contra todo pronóstico, repetir. Y así, entre acercamientos y distancias largas apreciamos cómo evoluciona esta relación año tras año, siempre el mismo día. Una radiografía sobre la madurez sentimental dosificada en múltiples versiones de un 15 de julio.


Ese giro inesperado

Más allá de la estructura ya comentada, el libro es un ejemplo claro de cómo escribir un bestseller. Fácil lectura, numerosos motores para que la trama no decaiga, diálogos rápidos, insatisfacción amorosa que fundamenta toda la narración, capítulos autoconclusivos. Entonces ¿qué hace que el libro consiga salvarse? Ellos dos. Emma y Dexter. Dex y Em. La autenticidad con la que estos personajes se nos presentan hace que todos las demás flaquezas de fondo y forma queden olvidadas. Ellos, en su forma de existir, nos hacen saldar las deudas con el autor. Conquistan y saben flirtear hasta con el lector más escéptico.

Que nadie se lleve desengaños. Estamos ante una novela que retrata la dificultad de encontrar tu sitio en el mundo, lo complicado de ser fiel a tus principios. Pero las dosis de amor y desamor son tan altas, que no cursis, que puede hacer retroceder a cierto tipo de lectores.


No decirlo en voz alta

Lo llaman guilty pleasure. Todo eso que nos conmueve, nos gusta, pero cuya confesión puede provocar reacciones adversas. Este libro entra perfectamente dentro de esta categoría. No puedes presumir de él en los círculos más bohemios de la ciudad, tampoco puedes ensalzar a su autor por estar maldito. Sin embargo, en un alarde de sinceridad, todo eso bien importa poco. Lo que nos conmueve puede llamar a nuestra puerta bajo la forma más inesperada. Da igual que parezca (o sea) un bestseller, tampoco importa que un día cualquiera cambie para siempre nuestra vida. Porque como Dexter, Emma o yo hemos aprendido año tras año, es que lo fastuoso impresiona pero nunca acaba dejando huella. Nada, nada puede enfrentarse a lo cierto. Sentir que algo es real, vivirlo en primera persona, notar cómo se quejan dentro todas esas ideas preconcebidas, rechazables.

Viajamos sin demora hacia ese día. No desde que nacemos, sino desde ese tardío momento en que dejamos en la caja de los recuerdos nuestra capacidad de autoengaño.




David Nicholls


Hola, Emma, soy Dexter. Estoy en una estación de tren, cerca de casa. Vengo de casa de mi madre, y… y quería saber qué hacías esta noche. ¡Tengo entradas para el estreno de Parque Jurásico! Bueno, de hecho creo que ya no estamos a tiempo, pero ¿y la fiesta de después? ¿Tú y yo juntos? Estará la princesa Diana. Perdona, es que hablo por hablar, por si estuvieras en casa. Coge el teléfono, Emma. Cógelo cógelo cógelo cógelo. ¿No? Vale, ahora me acuerdo: era la noche de la cita, ¿no? Tu cita sexy… Bueno, pues… que te diviertas. Llámame al volver a casa, si es que vuelves. Explícame cómo ha ido. Ahora en serio: llámame en cuanto puedas.

3 comentarios:

  1. Lo tengo en la mesita de noche esperando su turno... Me lo regaló Silvia el pasado Sant Jordi y la verdad es que de entrada le dije que tenía muy buena pinta y después de investigar un poco le comenté que quizá era más de su estilo que del mío. Ahora me doy cuenta que caí en la trampa que comentas, lo de que hice caso al qué dirán en lugar del me va a gustar a pesar de los prejuicios... Así que lo leeré y ya te daré mi opinión. Un abrazo

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  2. Yo he visto la película, así que no sé si llegaré a leer el libro en algún momento. Y, siendo sincera, puedo decir que me ha gustado esta romántica y trágica historia.

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  3. Jordi, dale una oportunidad. Se lee rápido y compensa el buen rato que te hace pasar. Nada de pretensiones. Justo lo que a veces sobre en mucha obras.

    Offuscatio, aún no vi la película, pero me apetece. Aunque claro, poco tendrá que ver con la película que ya me he montado yo en la cabeza.

    Little bye x2!

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