He llegado a la conclusión de que no puedo responsabilizarme de los libros de los
que hablo. Y esto lo digo en pleno uso de mis facultades, que no son muchas. No
existe elección por mi parte. Y si no soy el que elige, no puedo ser el que
asume. Puede que parezca todo lo contrario. Puede que me veas en algún
mercadillo de segunda mano o en alguna Central cometiendo el pernicioso acto de
intercambiar oro por especias. Y claro, eso podría llevar a cualquiera a una
interpretación errónea. No hay nadie más en mi cama, pero igualmente voy a
decirlo. ¡No es lo que parece! Para empezar hay libros que no entran en mi campo
de visión. Libros que pasan por mi lado y que dejan la misma huella que toda
esa gente que va en el metro en hora punta. En segundo lugar están aquellos
libros que mi cuerpo rechaza. La arcada bibliográfica. Libros que me hacen
mirar a otro lado. Después están los libros que no me eligen a mí, libros con
los que intento tener algo pero que no se presentan al encuentro, libros para
los que no soy lo suficientemente inteligente o divertido. Libros que no
quieren aparecer conmigo en Instagram. Libros-filtro que miran desde arriba a
humanos bajitos como yo. Y por último
están los libros que aún no sé que existen. Libros que me esperan. Libros con
los que quiero cruzarme, pero con los que nunca llego a colisionar. Éstos son
los peores. Éstos me dejan con la sensación hueca de que ahí fuera hay una
historia para mí que está siendo escuchada por cualquier otro. Una narrativa a
la que también le gustan los domingos pero que todavía no sabe cómo me llamo.
Al final, sólo quedan los que son. Estos que traigo. Estos que existen e
insisten. A mí ya me valen. Yo no me responsabilizo de ellos. Pero ellos asumen
el riesgo.
Hablemos de langostas – David Foster
Wallace
Poco
a poco todo Wallace deberá ser consumido. El tiempo ya no es un factor clave
porque hay un cadáver en la sala. Una mano muerta que ya no escribe. Así que el
racionamiento es clave para que lo genial no se gaste. Y así, con este
planteamiento, van apareciendo en mi vida ediciones antiguas, de bolsillo, no
venales de su obra. No hay prisa. Hoy son langostas. Otra vez podrían ser
cruceros, oficinistas al borde del colapso o agentes fiscales. ¿Quién sabe? Y así
van pasando las estaciones, trayendo sus libros a mi estantería. Mientras, yo
voy rezando para que llegue otro que nos hable de crustáceos para gente
acaudalada como sólo este tipo con problemas de sudoración sabía hacerlo.
Corre, Alicia, corre – Lisa Dierbeck
Cuando
comenzó su andadura la editorial Emecé, no pude
más que enamorarme de la mayoría de sus títulos. Historias potentes o
autores que no podías encontrar en otras líneas editoriales. Amén de un diseño que me reconciliaba con lo que se hacía en este trozo verbenero de
mapa. Pero era 2003, yo contaba con poca capacidad de arranque y muchos de sus
títulos se me escaparon de las manos. Ahora los voy encontrando. Uno a uno,
voy saldando mis deudas. Y Corre,
Alicia, corre es mi última adquisición en este proceso de reconquista.
Carroll y Nabokov unidos por obra y gracia de una ninfa neoyorquina adicta a
los collages y a los hombres adultos.
Para acabar con Eddy Bellegueule – Édouard
Louis
En
cuanto supe de la existencia del libro de Édouard Louis tuve que hacerlo mío.
Las memorias de este chico de provincias que relata punto por punto una
infancia marcada por la homofobia ha levantado ampollas en toda Europa. Ha
echado por tierra el mito de la sociedad civilizada que tanto nos gusta contar.
Y es que también en este mito hay sombras alargadas que oscurecen la realidad
que damos por buena. Porque crecer esquivando piedras es una odisea digna de
relatarse. No sólo para recuperar un tiempo que fue robado, sino para dejar
claro que el chico delicado que huía de las palizas se ha hecho mayor y ha
encontrado la fuerza necesaria para devolver la bofetada.
Pianissimo Pianissimo – Hitonari Tsuji
Yo
no los busco. Van apareciendo. Libros y libros de autores japoneses sobre los
que no tenía noción alguna de su existencia. Creo que he creado un efecto
llamada. Una red de arrastre incapaz de dejar escapar cualquier historia que
venga amparada por el Monte Fuji. Y así, mes tras mes, he ido creando un hueco
que sólo puede ser ocupado por una novela japonesa. En febrero ha sido Tsuji el
que ha ocupado el puesto de honor. Una historia en la que tres niños se
relacionan entre sí para superar la inmensidad de Tokio. Una triada amparada
por la extrañeza y compuesta por un chico que ve fantasmas en Internet, otro
que siempre lleva faldas y un último que no existe. Sí, este tipo tiene afilada
la katana.
La historia silenciosa – Horowitz, Derby y
Moffett
Es
la primera vez en mi vida que tengo un libro escrito a seis manos. No, no
estamos ante la novela apócrifa de un dios hindú reencarnado. Esto es
mucho más raro. Imaginad el portento testimonial que fue en su día Guerra Mundial Z. Ahora imaginad que
todo tiene que ver con niños que te hacen sentir incómodo como aquellos que
aparecían en El pueblo de los malditos.
Si estos dos elementos ya de por sí son una combinación digna de tener en
cuenta, añadimos un tercer ingrediente. Y es que la novela nace como aplicación
para ser leída en dispositivos móviles, volviéndose tan popular que deciden
ponerse serios y pasarla a papel para que a nadie se le escape. Y esta decisión, más que un paso hacia atrás, es el origen de una
simbiosis extraña que te aleja en lo posible de tu instinto maternal y te
acerca a las nuevas posibilidades de la narrativa. Todo son aciertos.
Karoo – Steve Tesich
¿Dónde estabas en junio del 2013 cuando esta novela
estaba en la sección de novedades de cualquier librería? Distraído como yo,
supongo. No cabe otra explicación. Porque dejar escapar la gran novela de aquel año sobre un tipo que hace apetecible guiones insulsos de Hollywood y aplica los
mismos resortes en su vida personal es un delito mayor. Asumiendo error, aquí dejo claro mi intención de rescatar y devolverle visibilidad a una
novela que nunca debió ser invisible. Porque teníamos ante nosotros una versión
actualizada de La conjura de los necios y no supimos
verlo. Si te he hecho sentir culpable, me alegro. ¿La buena noticia? Una
versión de bolsilla, potente, bonita y asequible está a la vuelta de la esquina.
Historias del Arcoíris – William T.
Vollmann
Y de
nuevo vuelve a aparecer el señor de las langostas. Pero esta vez no escribe,
sino que recomienda. Y lo cierto es que es un libro que me da unas vibraciones
muy raras. Supongo que las mismas que sentí en su día con aquella epopeya
infinita fosterwalleciana (?) que me
doblegó por completo. Historias extrañas procedentes de no sé qué mundo
alternativo. Relatos que buscan a un lector despierto, rápido y con la capacidad de
adaptación propia del cuento y la más salvaje supervivencia. Vollmann es un
espécimen digno de protagonizar su propia novela. Sus apariciones públicas, así
como su bibliografía, dejan entrever que estamos ante un tipo peculiar y poco
predecible. Un sujeto digno de estos tiempos hermosos y antropófagos.
The strange library – Haruki Murakami
Sí.
He estado evitando a este señor durante un tiempo. No he hablado de él. No le
he contado a nadie ningún detalle sórdido sobre su persona. Pero, de pronto, mi
atención se ha vuelto hacia él. No por lo que tuvimos, que también. Sino por lo
que vamos a tener. Y no hablo de las ganas enraizadas en su nueva colección de
relatos. Hablo de esto que traigo. Esto que la fantástica @karostra me regaló
sin venir al caso, como más me enciende un regalo. Porque este libro o cuento o
obra de arte, no se merece una reseña. Se merece un blog para sí solo donde se
analice página a página por qué estamos ante un juguete literario no apto para corazones
frágiles. Y yo, que sufro una cardiopatía severa, me estoy exponiendo a una intervención de
esas que sólo aparecen en las season
finales de Anatomía de Grey. No me
importa. Cuando encuentras al Alfa de tu IMM sólo puedes aceptar el reto. Sabes
que estás ante algo importante cuando salir vivo es una opción, pero no un
requisito. Y aquí estoy. Diciendo que sí ante algo que puede dejarme en el sitio.
Me gustan mucho tus entradillas, si no lo he dicho ya, lo digo ahora, y ahí se queda :P
ResponderEliminarSobre los libros, debería leer algo de Wallace, porque sois unos cuantos los blogueros que lo recomendáis, pero no acabo de perder el miedo. Tengo la sensación de que me lo voy a jugar todo a que me encante o a que lo deteste, y siempre me dan miedo esos autores polares.
Y "Para acabar con Eddy Bellegueule" ya lo había visto en algún blog, y aunque me parece interesante como documento, tiene toda la pinta de ser demasiado duro para mi gusto :(
Hola Jorge!
EliminarQué rapido! Casi ni me había dado tiempo a corregir las últimas líneas de esta entrada!
Con Wallace, arriésgate. Mira todo lo que hay disponible y lánzate con lo que más te apetezca. Sin presiones. Sin ritmos marcados por otros. Es un autor fascinante, pero también exige bastante al lector. Son varios libros suyos los que llevo reseñado ya. Échales un ojo, por si alguno te convence.
En cuanto a la novela de Édouard Louis, sí. Tiene toda la pinta de ser bastante durilla. Pero también es la historia de una supervivencia y, por ende, de un triunfo. Y eso hay que festejarlo!
Gracias por pasarte!
Vengo a quejarme ahora por aquí. ¿O acaso te crees que puedes crear necesidades sin ninguna consecuencia?
ResponderEliminarDe David Foster Wallace no he leído nada, salvo quizás las citas de alguno de sus libros que veo por Twitter por culpa de algunos. Es un autor que me apetece, me llama pero por alguna razón me da un poco de miedo. Así que me parece que le voy hacer caso al otro culpable de que las listas de deseo de algunos aumenten de esta forma, y empezaré por "This is water" ya que me he propuesto leer un mínimo de libros en inglés este año.
¿Sabes que un porcentaje de mi lista de deseo japonesa es por tu culpa? Lo sabes. "Pianissimo Pianissimo" ni lo conocía pero ahora sí. ¿Sabes que lo necesito mucho ahora? Pues eso. Como curiosidad diré que me recuerda un poco a un libro de Hiromi Kawakami.
"Historias del Arcoíris" tiene una de esas portadas que veo entre un montón de libros y justo me paro en seco para verlo. Soy rara y mis gustos son extraños, las portadas así son lo mío. Y con eso de "Historias extrañas procedentes de no sé qué mundo alternativo" me has ganado, pero te la devolveré en algún momento.
De Haruki no hace falta ni hablar pero si algún día tengo el honor de tenerlo entre los demás libros que tengo de él dudo que sea con esa portada. Espero. Lo necesito, dicen que salen otros personajes, y que quizás alguno lo conocemos ya... La parte buena es que no me da tiempo a leer todo lo que saca y vuelvo a tener un "amplio" margen de actuación con él. El siguiente que voy a leer de él es el del terremoto.
Un abrazo.
Hola Lilith!
Eliminar- En cuanto a Wallace, dale una oportunidad! No es para todos los gustos, pero creo que deberías intentarlo. Yo no lo amo incondicionalmente. A veces lo odio, a veces me hace sentir idiota y, bueno, a veces acabo volviendo. Algo tiene, aunque siga sin saber bien qué es.
- Yo me sorprendo tanto como tú cuando descubro estas novelas! Para mí tampoco es fácil! Pienso ¿Será buena? ¿Me vale todo lo japonés? Pero no tengo remedio, siempre se vienen a casa conmigo. Quiero decir que el sufrimiento es mutuo.
- Historias del Arcoíris sale recomendado en Entrevistas con David Foster Wallace. Sí, todo muy reiterativo. Lo sé. Y un día lo encontré a bajo precio e hice ZAS! Si lo vieses por dentro, no sé si te gustaría tanto. Como ya he dicho da vibraciones raras… Pero bueno. Ahí está.
- Existe una edición en castellano con menos ojos… Pero lo cierto es que las ilustraciones de dentro, tienen un rollo propaganda china que me tiene cautivado. Amén de tinta a dos colores cuando hablan distintos personajes. Es una pasada. En serio.
Muchas gracias por tu SÚPER COMENTARIO!!
Un abrazo!
¡Hola!
ResponderEliminarCreo que ha llegado el momento de animarme a leer algo de David Foster Wallace. Pero sinceramente, no tengo ni idea por donde empezar con el autor. Pero a la vez sé que este año me animaré a leer algo suyo.
Para acabar con Eddy Bellegueule lo tengo en mi wishlist, espero poder leerlo pronto. Realmente tiene muy buena pinta.
Y me llevo apuntados dos, Pianissimo Pianissimo, que pinta tiene, e Historias del arcoíris.
Un beso y disfruta de tus lecturas.
Hola Isa!
EliminarSí, Foster Wallace también era mi asignatura pendiente hasta el año pasado. Y ahora voy consumiendo sus libros poco a poco para que no se gasten. Manías que tiene uno con autores muertos.
En cuanto a Eddy, yo no sabía que existía hasta que de pronto BOOM! Lo necesitaba. Y en cuanto a Pianissimo Pianissimo, se publicó hace un par de años y lo encontré en un mercado de segunda mano. A ver si das con uno tú también!
Gracias por pasarte Isa!
Es fácil... Los quiero todos menos el de Brontë que ya lo he leído, ¡¡todos!! Algunos los tenía bajo el punto de mira, otros me han mirado ahora desde tu blog y han saltado chispas. Me alegra lo activo que estás últimamente en el blog aunque casi te agradecería que parases un poco, I can't keep up with the rhythm!! Y encima me vas a salvar de la crisis francófila/fona... Lo estoy vislumbrando. Bueno, te dejo, tengo que ir a "pescar" un abrazo. Vaya haul!
ResponderEliminarMe ha salido mal el comentario, blame my iPad #meh
EliminarHola José!
EliminarAdmito que últimamente estoy con bastantes ganas de escribir, cosa que no me pasaba desde hace mucho. También estoy enlazando lecturas que me están alegrando los días, por lo que admito que es fácil estar activo cuando estás ante este tipo de material.
¿Para cuándo una súper entrada de tu francofilia en tu blog? La necesitamos. Y cada vez que hablas de ello, me entran ganas de recuperar a Bobin y su prosa hecha de hebras.
Un abrazo y gracias por pasarte!
Yo también quiero leer algo de Haruki Murakami pero es que la verdad no sé por cual empezar. Excelentes lecturas tienes por delante. Besos
ResponderEliminarEmpieza por 'Sputnik, mi amor'. Y a partir de ahí, deja que todo tu mundo se vuelva patas arriba.
EliminarHola. Llego tarde, pero llego.
ResponderEliminar¿Qué es eso de que no amas incondicionalmente a DFW? ¿Cómo eres capaz de reunir la contención suficiente para no liquidar ipso facto toda su bibliografía? No lo comprendo. Por muy mal que huela el cadáver en la mesa, por mucho que sea imposible seguir rascando textos póstumos de donde ya no los hay, una vez que encendí la cerilla y prendí la mecha de la ironía wallaciense (¿wallaciana?), me ha sido imposible apartar la vista de las llamas.
Confieso que he sentido cierto interés por leer el testimonio de Édouard Louis, pero, como dicen algunos, para sufrir ya está la vida y no sé si estoy preparado para recibir gratuitamente ciertas heridas. Así que me retiro a un lugar seguro. Te estudiaré en la distancia mientras te forjas una opinión sobre él.
¿'Karoo' es la gran novela de 2013? Y pensar que la tengo ahí, arrinconadilla en la estantería, justo encima de la antología de Kelly Link... Será que yo también estuve distraído ese año. Menos mal que estás tú para recordarme qué y qué no merece la pena mirar con retrospectiva.
De Murakami, mejor ni hablamos. He dicho y he escrito tantas cosas sobre él en estos últimos años que cualquier comentario adicional queda inmediatamente devaluado. Pero sí, yo también estoy familiarizado con los dolores propios de esas cardiopatías que genera. Ahora mismo ando a la caza de su último libro, pero también tengo en casa 'Underground' y aún no tengo muy claro cuál de los dos será el elegido para dispararme de nuevo las pulsaciones.
That's all folks!
Un abrazo.
A usted y a mí, últimamente se nos acumulan las lecturas.
EliminarYo lo llevo peor porque, como ya sabes, I am a dragger. Pero no importa. Poco a poco. Sin presiones.
- Acabar de sopetón con la obra de Wallace del mismo modo que la vida acabó con él… No lo veo. Creo que perdería visión de conjunto si me expongo a él en un único momento de mi recorrido. Reencontrarlo, cada cierto tiempo. Esa es mi intención. Mientras, iré viendo cómo te las apañas tú cuando te quedes sin más de él.
- Karoo es una súper novela. Y esto te lo dice mi yo del futuro que ya la ha leído y la ha puesto en mi camino. Así que si no tomas las riendas, tendré que leerla yo.
- Y en cuanto a Murakami, hace mucho que sentí que ya lo había dicho todo sobre él. Que su mundo y el mío comparten la misma luna. No puedo ensalzar más su mitología sin parecer tonto, ridículo e reiterativo.
Abrazos.
Hola :) es la primera vez que me paso por aqui la verdad, pero me gusta tus libros, porque es algo diferente digamos a las habituales tendencias. Me llaman dos bastante, Para acabar con Eddy Bellegueule (que ya lo tenía fichado de mi visita a La Casa del Libro), y Karoo que me llama muchísimo desde la portada. Gracias por darlos a conocer, disfrutalos, un saludo^^
ResponderEliminarHola Mangrii, me alegro de que te pases por aquí!
EliminarSí, tanto Eddy como Karoo son libros que no he podido dejar escapar. Aunque no coinciden en el tiempo (el primero es de 2015 y el segundo, de 2013). Sin embargo, ambos han acabado este mes en mi estantería.
Ya te contaré qué tal ambos!
Un abrazo!
Thank you Julie!
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