
David Selig es un telépata que está a punto de dejar de serlo. Al menos, eso es lo que él traduce del descenso de poder que está viviendo en sus propias carnes. Él, que nunca tuvo problemas en hundirse en los pensamientos de las personas y en la verdadera naturaleza de éstas, ve cómo la dificultad de esta acción aumenta por momentos. Donde antes podía escuchar pensamientos, ideas, secretos no revelados, ahora hay zumbidos y, en último término, silencio.