Cuando se lee a Haruki Murakami (Kioto, 1949), uno tiene que ser consciente de que se verá forzado a cruzar ciertos límites. Es algo que se sabe de antemano. Lo sabe el autor, lo saben sus personajes y, por supuesto, lo sabemos sus lectores habituales. En el caso de esta novela, el límite está tan marcado que incluso cada lado de esa línea divisoria recibe un nombre: El fin del mundo y, por otro lado, Un despiadado país de las maravillas.
En primer lugar nos encontramos en El fin del mundo, ambientado en un Tokio dominado por empresas que compiten por la información desde una postura liberalista –Los Semióticos- o desde una postura más conservadora –El Sistema-. El personaje principal, un hacker que trabaja para esta última, se verá envuelto en una conspiración por el control de un arma que modificará para siempre el mundo conocido.
Al otro lado de la realidad, se nos muestra una ciudad amurallada en la que los unicornios pasean libremente y en el que uno tiene que separarse de su sombra –literalmente- para poder permanecer en dicha ciudad. El autor nos pone en la piel de un recién llegado a este lugar lleno de reglas extrañas que todos los habitantes cumplen a rajatabla.
Mientras la trama avanza en ambas historias con un tono totalmente diferente, se van revelando las conexiones secretas entre las dos realidades. Todo ello salpicado con reflexiones sobre la soledad, el sexo, el amor, la literatura y la música. Mucha música. Porque si algo tienen los libros de Murakami es que tienen siempre alguna canción de fondo, algo de jazz, su propia banda sonora.
En conjunto es un libro altamente recomendable justamente por ser tan diferente a otras novelas del autor. Huelga decir lo interesantísimo del debate corporativo por la propiedad de la información tan vigente en nuestros días. Dejó el enlace de un microsite creado por la editorial para navegar por ciertos pasajes de la historia sin mucho spoiler de por medio.
No, eso no es posible. Mi corazón no ha sido absorbido como un todo. Mi corazón, reducido a fragmentos, ha sido absorbido por diferentes bestias y esos fragmentos se han mezclado, de manera indisoluble, con los fragmentos del corazón de otras personas. Tú no podrías distinguir qué pensamiento o sentimiento es mío y cuál es de otra persona.
Hola,
ResponderEliminarMe encanta encontrar a alguien que hubiese disfrutado con este libro.
La entrada que haces me gusta mucho, si no te opones, vendré a visitarte de vez en cuando.
Saludos,
Bara
Si tenía ganas de leerlo antes, ahora tengo aún más
ResponderEliminarHola Bara, bienvenida y por supuesto tienes las ciberpuertas de este blog abiertas para cuando quieras pasarte.
ResponderEliminarClara, tienes que hacerlo. Es bastante raro en el buen sentido.
Lo leí a principios de año, fue mi regalo de reyes el año pasado. Reconozco que me dejó desubicado en un principio pues, si bien es cierto que contenía muchos elementos maravillosos, me costó entrar en los dos mundos. Sin embargo, una vez terminado, eché mucho de menos esos personajes y esos paisajes tan hipnóticos.
ResponderEliminarUn libro interesantísimo.
Reseña impresiona, de verás que sí... "Cuando se lee a Haruki Murakami (Kioto, 1949), uno tiene que ser consciente de que se verá forzado a cruzar ciertos límites. Es algo que se sabe de antemano". -> esta cita me la pediré para mi blog (si utilizo, pongo referencia - claro está;) Me alegro mucho de haberte conocido, gracias a Haruki - tan majo el... No he leído "El fin de mundo"... sé que debo, pero esperaba el momento adecuado. Ahora al leer tu crítica siento que esto preparada. Gracias; )
ResponderEliminarUna más de las casualidades de Murakami. Nos cruzaremos, seguro. En los blogs, en sus libros y, quién sabe, quizás en alguna librería.
ResponderEliminar¡Gracias por pasarte!
Tienes razón. Con Murakami hay que cruzar límites si quieres entender sus novelas, pero me encanta cruzarlos. Éste libro todavía no lo he leído pero espero en el futuro leerme todo de este autor.
ResponderEliminarBesos
Hola Marian, curiosamente este libro tiene un efecto retroactivo. Me gustó cuando lo leí, pero con el tiempo me va gustando más. No descarto una relectura pronto de él. Será que necesito volver a cruzar ciertas fronteras.
EliminarGracias por pasarte!
Un abrazo!
Casi una novela de culto entre las de Murakami y curiosamente a descubrir por muchos de sus incondicionales seguidores. Es una de mis preferidas junto a "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo" y "Kafka en la orilla", aunque para ser sinceros me gusta todo lo que la mente de este bendito autor es capaz de engendrar. Coincido con tu apreciación, cuando se lee a Murakami hay que estar dispuesto a cruzar ciertos límites, entre ellos las fronteras de la imaginación...
ResponderEliminarSaludos.-
Por algún motivo desconocido es una novela poco conocida, sí, y aunque confieso que mi preferida es "Kafka..." admito que este "El fin del mundo..." va ganando terreno con el tiempo, y no descarto relectura para comprender mejor todo aquello que se me pasó en la primera vez.
EliminarGracias por pasarte Krust!
Un abrazo!