El mundo ya no tiene sentido. Ese es el punto de vista en común de Roger, un divorciado de cuarenta años, y Bethany un veinteañera gótica cuyo mayor trastorno es su madre. Ambos se ignoran mutuamente mientras trabajan en Staples, un almacén de material de oficina. Un descuido de Roger hace que Bethany encuentre el comienzo de la novela que el primero está escribiendo. A partir de ese momento se establece una relación entre ambos basada en el intercambio de cartas e emails.
En su correspondencia hablan de sus fracasos, de segundas oportunidades no concedidas y de la nula capacidad de cada uno para entender al resto de seres humanos que pueblan sus vidas, como la ex mujer de Roger o la ya nombrada madre de Bethany. Sin llegar nunca a tener un cara a cara, ambos se van desnudando ante el otro, revelando una a una todas sus miserias.
El autor plantea un curioso juego de metaficción. A la vez que leemos El ladrón de chicles vamos leyendo también Glove Pond, la novela que Roger escribe y que, capítulo a capítulo, el lector va leyendo a la vez que lo hace Bethany. En esta segunda novela, la crudeza y el humor negro se magnifica al retratar a dos matrimonios de clase alta enfrentados en su propia decrepitud. El pobre Roger no sabe que su obra maestra ya fue escrita por Edward Albee en 1962 bajo el título ¿Quién teme a Virginia Woolf?
Coupland crea un panorama posmodernista en la que las personas sólo interactúan con su soledad. Sin embargo, frente a otros autores de esta corriente, Coupland le lanza a un cable a sus personajes en forma de un sentido de humor envidiable y un atisbo de esperanzas en sus vidas, otorgándoles un respiro, al menos hasta que el siguiente drama vuelva a llamar a sus puertas.
- Querida, la razón por la que nos ponemos maquillaje es para que el mundo no vea cómo somos sin él.- ¿Qué tiene de malo ser cómo somos?- ¿Qué tiene de malo? –Gloria estuvo a punto de hacer volar por los aires una duna de polvos faciales de una caja esmaltada color cereza-. Querida, como permitas que tus sentimientos salgan a la luz, la gente te va a hacer mucho daño. Usarán tus sentimientos en tu contra. Algo que en su día fue privado y sagrado para ti se convertirá en un arma de doble filo. Algo tan precioso podría resultar dañado. Acabarás por sentir dolor.
Coupland va un paso por delante. Interesantísimo blog. Mi ehnorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo,
Julio César Álvarez
Muchas gracias! Sí, Coupland es un maestro absoluto del género que el mismo ha creado. Ese posmodernismo de manual.
EliminarGracias por pasarte!