Uno
siempre le tiene un miedo y una risa a las cosas que no conoce o que conoce
mal. Rescatar a Francisco Umbral de la
categoría de cosas a evitar ha sido todo un acierto. A cuántos lugares no estaré
yendo por culpa de lo pesadas que se están volviendo estas alforjas llenas de
prejuicios. Como sea, aquí estoy, herido de muerte, agonizando de alegría ante
la tristeza gamberra de Mortal y rosa.
Un libro que es muchas cosas. Implacable como género literario. Bienvenidos a
la mala hostia documentada de Umbral.
La historia poetizada de cómo me siento
Si
este libro no está en ninguna lista de lecturas obligatorias no es porque no tenga méritos propios para, no ya
forma parte de ella, sino para encabezarla. Creo que en sus escasas 250 páginas
se esconde uno de nuestros buques insignias en cuanto a literatura autóctona
se refiere. Pero no es un libro al uso. Al menos no en el sentido narrativo del
término. Estamos ante un examen emocional del hombre de nuestro tiempo. Un
elegía al niño perdido –en un sentido metafórico y en un sentido literal-. Una
carta de amor hacia la persona cuya mano agarrar antes de rompernos. No, no
para de reinventarse constantemente.
La
perdida real del hijo del autor sirve de detonador. Hace estallar muchas cosas
que configuran extractos y discursos. Umbral no comulga con nada ni con nadie.
Se ríe de sus coetáneos, empezando por él mismo. Habla sin tapujos de sexo. De
la libertad creativa. De la pedantería de la figura del escritor como carnaza y
entretenimiento. Se vuelve cariñoso y procaz. Y acaba destrozado hacia el
final, claro. Destrozado como sólo podría estarlo un estoico. No es sensiblero,
ni gratuito, ni efectista. Y nos habla con la franqueza del humano cobijado en
la trinchera de la tragedia. Sin la menor osadía de disfrazar el dolor. Lo
sagrado ocupa su lugar merecido. Y lo banal entiende dónde posicionarse en
el conjunto de esta novela-ensayo-biografía sobre el sufrimiento propio explicado a
la masa ajena. Que nada entiende. Que nada sabe mientras se mantenga en manada.
Cruzar todos los umbrales
No
he leído más Umbral que éste. Por ahí andan Las ninfas, pero tengo poca fe en que algo vuelva a
desestabilizarme con esa rigurosidad formal que acampa en Mortal y rosa. El estilo dominante, lozano y culto de Umbral permea
toda la obra. Tanto tiempo ajeno a las producciones propias me ha hecho
encontrarme con mi lengua natal en estado puro. Aquí no hay traducciones ni un
uso simplista de las palabras. Aquí hay poesía. Aquí se ha buscado la palabra
adecuada para no confundir ni malinterpretar. Hacía tiempo que un libro no
me obligaba a usar el diccionario. Pero el artefacto de Umbral está lleno de
matices que se escapan constantemente de aquellos que no hemos estudiado
filología hispánica. Y ahí, en el esqueleto es donde la magia y la ciencia se
alían para ofrecer un resultado abrumador y exquisito sin caer en lo
rocambolesco, sin caer en el juego aburrido de la prostitución de lo formal.
Como
he dicho más arriba, no hay un hilo conductor visible. Es en la recta final
donde el luto agarra la pluma y vomita toda la tinta indigesta que no puede
digerir. Todo ese macabro desencuentro. Y aunque esta parte es el culmen de
todo el recorrido, no hemos perdido el tiempo hasta llegar aquí. La selección
de anécdotas, escenas, reflexiones y osadías varías convierten a Mortal y rosa en un caramelo desde la
primera página. Un regalo para los sentidos, un juego de espejos contrapuestos
cuya luz y bendita alegría acentúan la belleza de los retazos oscuros que
subsisten en cualquier recodo de nosotros mismos.
Excusas para invocarte un día de éstos
Durante
la lectura ha tenido lugar una transmigración de cuerpos indebidamente
solucionada. Mis anotaciones se han mezclado con las palabras de Umbral a unos
niveles vergonzosos. Flecha, subrayado, sensación, referencia, cobertura y
confesión. La asequible y bien diseñada edición de bolsillo que tengo ha sido
profanada por un servidor a unos niveles inauditos. No paraba de interactuar
con la obra. Ni ella conmigo. Todo ha quedado trastocado. No es un libro que
pueda prestar porque sería demasiado revelador. No soy tan valiente como el
autor a la hora de exponerme. Sin embargo, la consecuencia positiva de todo
esto es que se ha convertido en un básico a la hora de regalar literatura para
aquellos que saben caminar erguidos.
Alguien
dijo que cuando tocas algo, ese algo también te toca a ti. Y no hay mejor forma
de explicar lo clandestino y salvajemente satisfactorio de este magreo
literario. ¿He llorado? Sí. Pero creo que he reído más. Y eso es algo que nadie
dice de Mortal y rosa, el humor
negro del escarnio mezquino del que hace gala Umbral. Claro que luego te sientes algo culpable,
porque todo el mundo habla de la calidad dramática de la obra. Pero creo que no
hay mejor homenaje para hacerle a Francisco Umbral que rememorar también su lucidez y
saña. Sí, el dolor está presente. Todo el tiempo. Pero ¿quién no se ha reído en
un funeral al entenderlo todo, bien claro, por primera vez en mucho tiempo?
¿Qué carcajada auténtica no trae consigo alguna de esas lágrimas que trasvasan
emociones, que saben de qué va todo esto de ser humano?
Las campañas humanitarias nos dicen que cada minuto –o cada segundo, no sé- muere un niño. Mueren de hambre, claro, de enfermedades, de miseria, de abandono, de progreso. Mueren de progreso, porque el mundo está progresando tanto que ya tenemos estadísticas exactas sobre los niños que se mueren. Lo que no tenemos es ganas de alimentarles, pero llevamos su muerte muy bien contabilizada. A lo mejor, con todo el dinero que cuesta el aparato burocrático de contabilizar la miseria, se podía dar de comer a unos cuantos hambrientos. Pero lo primero es la estadística. Vayamos por orden. No hemos conseguido erradicar la miseria, ni nos lo hemos propuesto, pero la hemos contabilizado, codificado, controlado y explicado. Algo es algo.
Sergio, ¡qué gran reseña! Sobra decir que me has convencido a mirar de cerca sus páginas, porque, primero, este año llevo un par de lecturas de carácter intimista que han sido grandes descubrimientos; en segundo lugar, el tema de partida me recuerda a "La hora violeta" y, por fin, tu entusiasmo es contagioso.
ResponderEliminar¡Gracias por ampliar aquí la impresión que habías dejado en Goodreads! Un abrazo
Marisa! Lo cierto es que a mí me ha pasado lo mismo. He tanteado propuestas intimistas y me han dejado muy buen sabor de boca. De lo poco que llevo leído en este 2013, Umbral se lleva la Palma de Oro con una propuesta contra todo pronóstico insuperable. Lejos queda esa visión aburrida y carca de este escritor que ha llegado a este blog para quedarse.
EliminarUn abrazo y gracias por pasarte!
Sergio a mi lo de consultar el diccionario cuando leo un libro es que "me pone" como decía el otro.
ResponderEliminarRecuerdo una entrevista que leí de Umbral hace varios lustros en la que alardeaba, porque el tipo era bastante pedante, de que el redescubría palabras olvidadas en sus libros que eran vanguardia y se convertían en moda puesto que observaba como el resto de escritores empezaban a utilizarlas en sus siguientes libros.
Un personaje del que yo también tenía otro concepto y que jamás se me hubiera ocurrido pensar leer si no es por gente como tú.
un abrazo y huelga decir que una gran reseña ... como siempre!!!
Hola Alejandro! Lo cierto es que entiendo lo que dices. Yo también tengo en mi cabeza la imagen de Umbral pedante y de derechas, con sus columnas en El Mundo (...). Créeme que soy lo más opuesto a eso que puedas imaginar. Sin embargo, no me he sentido ofendido con este libro. No hay apología política aquí. Algo de crápula sí que hay. Y un ir contra todos. Pero en general ha sido una experiencia bastante agradable. Mucha poesía. He entrado en la propuesta y me ha convencido. Aún soy joven e inexperto. He leído poco. Pero en este punto en el que me encuentro, creo que ha sido todo un acierto la propuesta. Y hoy por hoy, no puedo más que recomendarla.
EliminarUn abrazo! Gracias por pasarte!
Hace unos años intenté leer esta obra. Y digo intenté porque se quedó en eso, en un inútil intento de acercarme a la obra de Umbral. Fui incapaz de terminarlo y ahí está, en la estantería esperando a que le dé una segunda oportunidad que no dudaré en dársela pero que nunca hago.
ResponderEliminarMuy buena tu reseña. Has hecho que vuelva a tener en cuenta este libro :D
Un abrazo
Hola Naomi Chan! Admito que tiene un comienzo un tanto raro. No te lo esperas. Habla de corporalidad, del hombre frente al espejo, ¡de erecciones matutinas!... Pero lo hace de un modo tan elegante que nada de sus trivialidades llega a molestar. Y superadas las cien primeras páginas ya comulgas con lo que sucede. Y vas con Umbral de la mano todo el trayecto.
EliminarSi te sientes preparada, yo te recomendaría esa segunda oportunidad.
Gracias por pasarte!
Saludos!
Ya te dije que le había echado el ojo a esta novela, pero después de la estupenda reseña no me queda otra que atacar. Esperaré a Jandri para leerlo con él. Espero que me guste y me sorprenda tanto como a ti :)
ResponderEliminarComo siempre, un gustazo leer tu blog.
Un besito.
Hola Brenda! Qué miedo ahora... ¿Habré puesto el listón demasiado alto? Bueno, supongo que nadie dijo nunca nada de los mediocres, ¿no? Sí, te animo a leerla. Y estaré encantado de que comulgues con mi lectura. Y estaré dispuesto a la guerra si te parece que es una lectura no digna de tanta alabanza :P
EliminarComo sea, ha sido bonito vivir la polémica contigo!
No le quito ojo a tu blog. Impaciente estoy.
Un abrazo!
qué sorpresa.... de verdad que no contaba yo con esta versión de Umbral....me he quedado atónita. Nunca es tarde para abrir los ojos. Gracias - :)
ResponderEliminarHola Armada Invencible! Ya, nadie se esperaba esta reseña. Pero lo cierto es que era yo el que no me esperaba esta lectura. Como sea, espero que todo este ruido sirva para acercar una obra que creo merece ser leída.
EliminarGracias por pasarte!
Un saludo!
La que has liado con la reseña. Nos has hecho sacar este prejuicio de la alforja aunque confieso que me cuesta. intimismo, si leo algo es eso. Ahí sigo con Pessoa, Lispector, los míos de siempre. Una reseña muy tentadora. La releo ahora tranquilo y busco aclaración sobre lo que puede gustarme: nada de sensiblería, las cosas en su sitio y por su nombre. Me veo cayendo. un abrazo :)
ResponderEliminarHola José, sí. No sé. No sabía que Umbral fuera un escritor maldito, un poco pedante sí. Pero no lo consideraba intocable. A veces uno tiene que acercarse a la obra sin mirar quién está detrás. No sé. Supongo que si supiéramos las extravagancias de nuestros ídolos, andaríamos un poco decepcionados.
EliminarYa te digo, que el libro funciona. Y que de todo lo que has dicho -de todo lo que he dicho yo-, intimista es una palabra muy válida para definir esto. Eso sí, espero que no le tengas miedo a la poesía. Hay pasajes amplios fundamentados en pura poesía en prosa.
Espero que este libro no caiga de la lista cuando lo pienses en frío!
Como siempre, gracias por pasarte.
Un abrazo!
Una de las mejores reseñas que he leído hasta ahora. A veces pienso en recopilarlas todas, en coleccionarlas, como si de pequeñas obras se trataran. Hacerme mi propia biblioteca en miniatura. Como una puerta de acceso a las obras en cuestión. Como ese prólogo que me gustaría leer en cada una de ellas.
ResponderEliminarUna vez más, gracias por volverte a superar. Pones el listón cada vez más alto, pero siempre lo alcanzas.
Ja! Gracias Claire!
EliminarHacía tiempo que no te veía por aquí. Espero que te guste mi reseña de 'El Gran Gatsby' y se parezca a lo que has leído tú.
Disfruta de tu aventura y comentemos lecturas a tu regreso.
Un beso en la frente!
Yo no pude con él, era lectura obligatoria en la carrera de Periodismo y yo no soy de las q porque te manden leer un libro lo haga a desgana, al contrario. Pero es q me aburrió soberanamente creo q no pasé de las dos o tres primeras páginas, y no sé cómo pasé el examen del libro, yo le hice la cruz al autor con este libro no he vuelto a intentar leer nada suyo. Un abrazo
ResponderEliminarEs curioso. Lo cierto es que es un libro que engancha. Admito que hay un proceso de transición, es decir, no esperas nada el tono y la temática, por lo que hay páginas en las que dices, pero de qué me habla este Paco!?
EliminarLuego, si te dejas hacer, las frases van cayendo dentro de ti. Y ya no hay modo de sacarlas.
Si puedo usar un comodín, lo utilizo aquí y ahora y te pido que, con el tiempo, le des una segunda oportunidad.
Un abrazo!
Qué gran reseña Sergio. Reitero mi agradecimiento, por culpa de esta reseña he leído una obra monumental, un libro que me acompañará hasta agotar mi memoria.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con lo que dices de principio a fin.
Yo también lloré y sí, también reí, es cierto que despierta cierta camaradería, que compartes con su voz muchas de sus reflexiones y comprendes su pedantería y mala baba. He subrayado, compartido y recomendado, y lo seguiré haciendo.
Por cierto, no había leído tu reseña completa hasta que terminé de leer el libro, repito, qué gran reseña Sergio, muy grande.
Besos
Jordi, me alegro de que te gustase. Y me alegro de que continúes la cadena de la recomendación. En algún punto, Marisa dijo que es un libro que parece que gusta más a hombres que a mujeres, no sé. Aún sigo dándole vueltas al asunto. Ya que, si bien es muy falocéntrico en cuanto al análisis del mundo y de la humanidad, comulgo con frecuencia con grandes mujeres narradoras. No sé. Soy demasiado absolutista y no entiendo cómo es posible que este libro no levante pasiones a todo el mundo.
EliminarGracias por pasarte Jordi, tiempo ha pasado desde que escribí esto.
Besos!
Hola:
ResponderEliminarYo leí este libro cuando era adolescente. Supongo que esa es la razón de que nunca tuviera prejuicios respecto a la obra de Umbral. Comparto tu opinión al decir que debería encabezar las listas de lecturas obligatorias.
Un abrazo