Casi ni sabría
por dónde empezar. ¿Dónde estoy? ¿Qué estoy leyendo? ¿Sobre qué escribo? Lo
cierto es que podría hacer una buena recopilación de dónde no estoy. Hacer
listas del tipo Mis Diez Ausencias Favoritas. Siempre cuesta adaptarse a enero.
La cuesta de la que se habla tanto a veces es una caída libre. Y no estar aquí
es una de las formas de poder estar en otros lugares. Lugares que no siempre
puedes elegir. Sin embargo, en el camino entre este sitio y el otro, he
visitado librerías, he recibido regalos encuadernados y he robado
descaradamente de estanterías ajenas con el permiso sesgado de sus
propietarios. Y esto que llamáis In My Mailbox vuelve a llenarse de cosas que
pretendo leer o atesorar o integrar. Ya no sé qué verbo utilizar para definir
mi relación con los libros.
1.
Conversaciones con David Foster Wallace – Stephen J. Burn (Editor)
Si
recordáis mi lista de los inaplazables veréis que ya estaba planificada esta
cita mía con el autor que me descoloca y coloca a partes iguales. ¿Podemos
hablar ya de un mainstreamismo de
Wallace? Por la cantidad de cosas publicadas y su repercusión tardía yo diría
que sí. O quizás estoy cayendo en lo utópico. Lo cierto es que si bien su prosa
está finiquitada y los maratones de relecturas ya van por su décima edición, el
material anexo sigue apareciendo. Y no sabía si hacerme con la biografía de
D.T. Max o con estas entrevistas sugeridas. Y opté por lo valiente. Por la voz
que marcaba en el mapa el único lugar donde no había tesoro alguno.
Porque uno va aprendiendo que el vacío y nuestra relación con él es el legado
de Wallace. La joya de la corona de esa fiesta posmodernista que tuvo lugar
hace mucho y que aún seguimos limpiando.
2.
La niña del pelo raro – David Foster Wallace
A
partir de la tercera vez ya no es sólo sexo. Esta ley callejera sirve para el
maldito Wallace. ¡No puedo entrar en sus entrevistas si empieza a destripar
todo lo que aún no he leído de él! Estos cuentos me pondrán a prueba de nuevo.
Lo sé. Sobre todo porque Entrevistas breves... ya me abofeteó y abrazó pidiendo
disculpas más de una vez. Más de dos. La niña del pelo raro tiene que caer
desde ese lugar altísimo donde todo el mundo acaba colocándolo. Sigo sin saber
si esta altura crítica es una metáfora de su exquisita calidad o una orden
de alejamiento necesaria. O ambas cosas.
3. La escuela de la carne – Yukio Mishima
No
os engaño. A mí los libros no me interesan. Me interesan las voces. Oigo voces.
Veo voces. Leo voces. Y la de Mishima tiene un eco cruel y retorcido. Una voz
femenina y delicada, pero sangrante y estentórea. Mi ración de Mishima debía
pasar por esta traducción de Carlos Rubio de una de las novelas más polémicas
del autor donde la carne (la del cuerpo) juega a cosas que no puede controlar.
¿Y quién mejor que Mishima para explicarte que la carne nunca aprende?
4. Cuando
silbo – Shusaku Endo
Quizás
Endo es uno de los autores que aún nos falta por explotar en su justa medida.
Aunque Ático de Libros está recuperando su obra, aún no noto el ruido mediático
necesario de un autor que no debería caer en el olvido. Empiezo esta misión de salvamento con una de las últimas obras traducidas. Una novela con tintes
humanísticos en el que la ruptura con el Japón previo a la Segunda Guerra
Mundial ya no es un conflicto sino un hecho irrevocable, representado por las
visiones antagónicas de un padre y su hijo. Atención a esa portada power pop
que se gasta la editorial en una ruptura absoluta con la filosofía interna de
lo que aquí se cuenta.
5.
Paisaje con grano de arena – Wislawa Szymborska
Ya
basta de la tristeza interna de la poesía que se rompe y que nos destroza. Ya
basta de los clones de Plath y Pizarnik que acampan en el verso fecundo de
estas tierras en estos tiempos. Szymborska es una genialidad hogareña, dura
como una polaca, buena anfitriona como una polaca. En sus versos están los
malos tiempos y los fogones listos para la cena. Adorable, noble y nobel. Basta
con leer Discurso en la oficina de objetos perdidos para ratificar todo la
magia que esta dama pueda ofrecer. Y aunque ya se ha traducido su poesía completa,
esta selección fue su carta de presentación en nuestro país. Bienvenida a casa,
señora Szymborska.
6. La
trama nupcial – Jeffrey Eugenides
¿Sigue
sin aprobar la Rae el superlativo regalazo?
Porque no existe término más exacto para definir lo que sentí al encontrarlo el
6 de enero entre mi botín. Sin duda, uno de los mejores libros traducidos del
2013 escrito por la pluma de uno de los genios menos prolíficos del panorama
norteamericano. Eugenides aplica el término artesanía a su método de escritura
y de ahí que tarde siglos en desenterrar joyas de entre sus dedos. ¡Pero qué
joyas! Y aunque no lo haya leído aún, cada vez que ojeo sus páginas todo se
vuelve más rápido fuera del libro. Todo me aísla. Y es un quédate lo único que
siento. No es poesía. Es un intento estúpido y aproximado de las ganas de leer
que tengo esta trama nupcial, aunque sea yo de esos que no creen en el
matrimonio.
7.
La afirmación – Christopher Priest
Esto
ha sido una compra por impulso. Porque la edición es maravillosa. Porque esta
es la historia de un tío que escribe sobre quién es y acaba mintiendo más dentro de
esas páginas que fuera de ellas. Porque hay una relación insana entre la
escritura y la verdad, una comunión que no podemos nombrar y que justo por ello
merece la pena hablarlo. Y ahora entiendo que no. Que no ha habido
impulso alguno. Que lo que te mueve está prefijado y que nuestra atención
selectiva se rige por esta normativa férrea. Que tarde o temprano, aunque otras
hubiesen sido las circunstancias, tendría una resolución similar: yo llevándome
La afirmación a casa.
8.
Zeitoun – Dave Eggers
Eggers
es un tipo con el que uno nunca sabe a qué atenerse. La crítica lo adora y lo
vapulea a partes iguales. Su universo temático está siempre en constante
expansión. Y los géneros no tienen cabida para él. El caso que no ocupa,
Zeitoun, es un ejemplo claro de su literatura metamorfa. Un ciudadano ejemplar
que hace frente a las consecuencias del huracán Katrina y da lo mejor de sí por
el bien de su comunidad. Un terrorista de las filas de Al Qaeda preparándose
para la siguiente maniobra de justicia suicida. Un mismo hombre tras estas dos
irrealidades que se solapan. Investigado por Eggers, por la CIA y por el lector
que ha de entender qué es mentira en toda la vorágine paranoica post 11S.
9. Todos mis amigos son superhéroes – Andrew Kaufman
Una
pequeñísima ópera prima que publicó Emecé hace un par de años y que ahora
finalmente llega a mi vida. No espero mucho de él. Igual que no espero mucho de
todas esas novelas diminutas que se cuelan por delante de todos los grandes
libros que aún me quedan por leer. Novelas-ratón que mueven las cosas de sitio
y que te hacen olvidar que el mundo sigue girando ahí fuera durante las dos
horas que necesitas para su lectura. Rupturas sentimentales y gente con
superpoderes. No puedo pedirle nada más.
10.
Birds of America – Lorrie Moore
I’m assuming I’m not the only writer out
there who loves both H.P. Lovecraft and Lorrie Moore.
El año pasado una narradora de cuentos maravillosa llegó a mí vida. Alice Munro
Kelly Link, la señora por la que hoy por hoy lo dejo todo, dice que Lovecraft y
Moore coinciden en su obra. Y claro, a Lovecraft lo conozco pero tenía que
descubrir quién era esta Moore que tantas cosas parece provocar en aquellos que
la leen. Esta edición de quinta mano de Birds of America no tiene desperdicio
alguno, una manada de cuentos que me harán las horas más llevaderas mientras
llega lo que sea que llegue bajo el nombre de Link. Y como las comparaciones
son odiosas, ojalá Moore consiga con su prosa conquistar un cuarto propio e
instrasferible dentro de mi biografía lectora. ¡Atención al sticker real de
pájaro en la parte superior de la portada!
11.
Ágape se paga – William Gaddis
Sin
duda, el ruido que en su día hicimos con Wallace está teniendo lugar con
Gaddis. Escritor inclasificable e influencia potente del primero. La labor de
Sexto Piso por que nos sumerjamos en su obra está teniendo efectos positivos e
irreversibles. Tanto que en cualquier conversación saco a colación la necesidad
de que me regalen todas las obras del autor. Y más ahora teniendo en cuenta que
debo entrenarme para la salida a finales de año de su obra maestra, Los
Reconocimientos. Tengo miedo, la verdad, porque este tipo está loco. Y porque
es de esos que o entras o eres el único que no sabe cómo pasárselo bien en esa
fiesta. Gaddis, Gaddis… Ojalá lleguemos a entendernos.
12.
Lexicón – Max Barry
Toda
novela que gire en torno al mundo de las palabras, el lenguaje y la forma en la
que el pensamiento y el comportamiento se modifican a través de estos
mecanismos, merece toda mi atención. No pido que llegue al paraíso idiomático
al que me llevó Embassytown, pero quiero divertirme un poco en este universo no
apto para tartamudos. Escuelas de aprendizajes donde uno ha de someter al otro
colocando sílaba tras sílaba y generando una red de poder opresiva. Lexicón,
del autor que nos trajo Jennifer Gobierno, tiene todas las papeletas para que
yo acabe obligando a todo el mundo por medio de mis palabras –o por otros
medios menos ortodoxos- a que también lo lea. No es forzar. Es focalizar la
atención.
13.
El Nao de Brown – Glyn Dillon
Saquen
los trombones. Dejen que las calles se abran para dejar paso a la Joya de la
Corona. El Alfa de mi manada de enero es sin duda una novela gráfica
maravillosamente dibujada y con una historia que quita el hipo, la sed, el
hambre y las ganas de tirarlo todo por el balcón. La historia de una chica con
trastorno obsesivo compulsivo en la búsqueda de algún tipo de amor que le sirva y que la
sujete. No puedo dejar de mirar la calidad del dibujo, el color y la
composición. Toda una obra maestra que inunda la página con las emociones
necesarias para que incluso aquellos que no leen comics se lancen a por ella.
El Nao de Brown, recordad el nombre. No será la última vez que hable de esto.
No, no, no.
___________________ ___ ___________________
Menuda cantidad de tentaciones juntas en tan poco espacio!
ResponderEliminarBolígrafo en mano, sacó la libreta y tomo buena nota.
Gracias por acercarnos a estas joyas. Estaré pendiente de tus opiniones.
Besos
Hola Cristina! Sí, me ha costado un poco elegirlos, pero finalmente han quedado como lo mejor de enero sin duda.
EliminarIntentaré leerlos tan rápido como pueda y dejar clara mi opinión sobre ellos.
Un saludo y gracias por pasarte!
Wallace!!!
ResponderEliminarMe encanta Wallace, lo confieso. no tengo demasiada objetividad y me ha fascinado incluso cuando no se ha escrito él y lo han llamado "Todas las historias de amor son historias de fantasmas" Lo mismo me da.
Me disculpo de antemano por los rollos que te voy a soltar cuando hagas las reseñas
Besos
Wallace!!
Eliminar¿Qué tendrá? Estamos todos pensando qué decir de él, como si fuésemos a asistir a su funeral y supiéramos a ciencia cierta que durante cinco minutos estaremos ante una audiencia expectante.
También tengo ganas de leer esa historia de amor fantasmal, no te creas. Así que si te lanzas a la reseña, estaré atentísimo.
Gracias por pasarte! Besos!
Me encanta portada de "Ágape se paga", curiosa cuanto menos.
ResponderEliminarVeo que has adquirido libros con mucho potencial. Ya nos contarás tus impresiones finales.
Hola Bea!
EliminarSin duda, el diseño de Sexto Piso es bastante cuidado y así les va, ahora todo el mundo no le quita ojo a la editorial.
Espero que tener tiempo para leer tantísima cosa!
Gracias por pasarte!
Un abrazo!
Buff... ya sólo con la presentación me has puesto los dientes largos. Especialmente voy a poner el ojo (y algo más) en El Nao de Brown.
ResponderEliminarGracias y un saludo!!
Hola Ana!
EliminarSin duda tienes buen ojo, porque creo que El Nao de Brown es casi lo mejor de esa superlista. A ver si lo devoro y digiero una buena reseña que enganche a más gente.
Un saludo y gracias por pasarte!
En unos meses leeré "La niña del pelo raro". La mayoría no los conozco, estaré atenta a las reseñas.
ResponderEliminarBesos
Ah, ¿la tienes planeada como futura lectura? Genial, a ver si coincidimos en el tiempo Marga!
EliminarSé que vendrán curvas con un libro de esta calaña, por lo que mejor llevar copiloto.
Ya me dirás si te lanzas!
Little bye!
A ver qué me he perdido, tiene pinta de ser mucho. Esa sensaión de no estar, ese vértigo creo que lo estoy sufriendo, los síntomas son similares a los tuyos, el diagnóstico no lo tengo del todo claro, puede que sea aprender a disfrutarlo o aprender a ver puertas abiertas en vez de muros de piedra... ya veremos. Con Gaddis empecé el año pasado y abandoné Los reconocimientos, no sé muy bien por qué, hasta donde llegué era bastante más accesible de lo que pensaba, diga Franzen lo que diga y además bastante interesante. recuerdo bien la trama pero lo empezaré de nuevo. Me apunto el de Mishima, me apunto todo Mishima.
ResponderEliminarMe gusta ese Alice Munro tachado y sustituido por Kelly Link, mucho, mucho. Me apunto Birds of America.
me pillas bastante despistado con algunas de tus incorporaciones que son nuevas para mí, Lexicon es el que más me llama la atención y no creo que tarde demasiado en leerlo.
El de Eugenides me da algo de miedo, las opiniones están muy polarizadas aunque me gustó mucho Las vírgenes suicidas, no tanto la película de Coppola, y Middlesex... creo que le daré una oportunidad.
Y he dejado para el final a Szymborska, he leído todo cuanto ha caído en mis manos de ella y me parece absolutamente magnífica. Siempre he sido muy, muy fan de la poesía eslava, en especial de la polaca y de la rusa, desde Akhmatova hasta Poniatowska, a las tres las leo y las releo y las releo. Has hecho pleno, me lo llevo TODO apuntado. Un abrazo.
Las conversaciones de DFW las tengo anotadísimas y este año sí que caen, quiero releer La Broma, no sé si seré capaz aunque no sirve de mucho haberlo leído una sola vez
Hola José!
EliminarNo sé por dónde empezar. Lo cierto es que sea como sea, bajo la forma en la que decidas manifestarte, vuelve. Queremos tus selecciones, tu ecléctico gusto literario y tus comentarios exhaustivo sobre lo que decimos algunos por aquí.
No quiero desprestigiar a Munro con mi tachado. Ni mucho menos! Sólo quiero dejar constancia de que mi descubrimiento en cuanto a cuento femenino, fue sin duda, ella. Link, imparable. Link, potente hasta decir wow! Sus historias siguen manifestándose en los recodos de mi casa donde una vez las leí. Es raro. Nunca pensé que unos fantasmas pudieran conmoverme.
Eugenides y Szymborska son un tandem maravilloso. Frente a la exquisitez lingüística del primero, tenemos a la rotundidad norteña de la segunda.
He descubierto de Szymborska unos análisis literarios que ha publicado Alfabia bajo el título 'Lecturas no obligatorias' no quiero perderle el rastro. Actualmente son dos los libros recopilados por la editorial. Por lo que hay material de ella para rato.
Las conversaciones pintan tan tan bien, que le ganaron la partida a 'Toda historia de amor…' a ver si doy un paso más dentro del Mundo Wallace.
Qué raro que no me hayas dicho nada de El Nao de Brown… ; )
Gracias por pasarte José.
PD: Y va en serio, vuelve!
Comentario versión corta: todos!! Los quiero todos!!
ResponderEliminarComentario versión extendida: Nunca hay demasiados libros de Wallace en la vida de uno. Por ahí anda En cuerpo y en lo otro, perdido en una montaña de lecturas pendientes que a veces tengo miedo de que me engulla. Mishima, junto a Soseki, es uno de los grandes autores nipones que aún no he catado, cosa que hay que solucionar cuanto antes. Por no hablar de Eugenides... pocos escritores hacen tanto ruido como él con tan pocas obras en el mercado. Lexicón!! O la magia de las palabras. Cómo me gustan los libros que hablan sobre otros libros, el poder del lenguaje y la forma en que este define y delimita nuestro conocimiento de la realidad. Yo creo que por eso me gustó tanto Embassytown, y la verdad es que la novela de Barry tiene todas las papeletas para convertirse en uno de los grandes hallazgos del 2014.
Espero que las ausencias de febrero sean igual de fructíferas! ;)
Un saludo.
Hola Jesús!
EliminarYa echaba de menos tu presencia en este humilde blog…
De todo lo que me has dicho, sólo puedo decirte lo siguiente. Déjalo todo y ponte en serio con Eugenides. Middlesex es maravillosa y rompedora de principio a fin, su forma de escribir y su forma de narrar está entre lo mejor que he leído en toda mi vida. Y creo que estoy aplazando esta trama nupcial por miedo a enfrentarme a algo que me gusta demasiado. Ya sé que es contradictorio, pero dentro de mi cabeza tiene sentido.
Ah, y estoy de acuerdo contigo. Nunca hay suficiente Wallace en el mundo.
Gracias por pasarte! :D
Un abrazo!