miércoles, 24 de noviembre de 2010

Muero por dentro


David Selig es un telépata que está a punto de dejar de serlo. Al menos, eso es lo que él traduce del descenso de poder que está viviendo en sus propias carnes. Él, que nunca tuvo problemas en hundirse en los pensamientos de las personas y en la verdadera naturaleza de éstas, ve cómo la dificultad de esta acción aumenta por momentos. Donde antes podía escuchar pensamientos, ideas, secretos no revelados, ahora hay zumbidos y, en último término, silencio.



Este cambio está trastocando la vida de David por completo. Su habilidad para leer pensamientos es algo que lo ha aislado de todas las personas a las que ha querido. Entonces, ¿qué sentido tienen todos esos sentimientos contradictorios hacia esa pérdida? Silverberg nos narra con maestría el pasado de Selig y cómo su particular condición modificó para siempre su forma de estar en el mundo y su relación con los demás. A través de secundarios claves como su hermana Judith; Tom Nyquist, un conocido con su misma habilidad; o Kitty, la única persona a la que David jamás pudo leer el pensamiento; vamos viendo cómo se ha ido degradando la vida de David. Todo su potencial devorado por las dudas, las malas decisiones y los conflictos que surgen al sentirse aislado de cualquier ser humano.

Estamos ante una novela de Ciencia Ficción muy fuera del género. Aquí no vamos a encontrar guerras de mutantes, experimentación del Gobierno o invasiones extraterrestres. La novela gira en torno a una persona que está perdiendo lo único que lo define y la búsqueda a partir de aquí de un nuevo papel que interpretar en el mundo. El trato de las emociones, del sentimiento de pérdida está descrito de una forma certera, llega a convencer y, en algunos casos, a emocionar. Aunque a veces Silverberg se pierde en alguna que otra reflexión no del todo necesaria, estamos ante 250 páginas de verdadera literatura. De algo que traspasa el propio género.

De fondo, se nos retrata el Nueva York de los 70. Las revueltas, los conflictos raciales, las drogas, el asesinato de Kennedy. En definitiva, el paso del Estado de bienestar ingenuo de los 50 a la pérdida de valores de un mundo inaugurado con la guerra de Vietnam. Un paisaje metafórico que refleja el universo interior de David Selig, un océano de ruido que no quiere hacer frente al silencio y todo lo que simboliza.

Pero ¿por qué quiere David Selig recuperar su poder? ¿Por qué no deja que vaya desapareciendo? Siempre ha sido una maldición para él, ¿no es cierto? Lo ha aislado de sus semejantes y lo ha condenado a vivir una vida sin amor. Déjalo en paz, David. Deja que desaparezca. Deja que desaparezca. Pero, sin el poder ¿qué eres? Sin ese único medio de contacto vacilante, caprichoso e insatisfactorio con ellos ¿Cómo podrás tocarlos?

1 comentario:

  1. Me gusta la ciencia ficción, y más aún cuando se sale del canon establecido, así que éste parece un libro adecuado para mí. Más que del poder de Selig, parece hablar de su aislamiento como persona y de su degradación, todo unido a una relación de dependencia a este mismo poder.

    Espero que me lo dejes para comprobar por mí misma hasta qué punto es así ;)

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