La
culpa de todo la tiene Radiohead. La culpa de que me haya gustado tanto esta
novela. Son muchos los premios que hablaban de las bondades de Justicia Auxiliar, sobre la dificultad
de su entramado y sobre los matices del mundo que Ann Leckie crea para gusto y
refinamiento de mentes intrépidas. Pero todo esto no valdría de nada, si antes
no me hubiese enamorado como un estúpido de Paranoid
Android y las posibilidades de que una inteligencia artificial saque los
pies del tiesto. Y es que esa distancia entre la obediencia y el reseteo tiene
en mi fuero interno banda sonora propia. Ok
Computer es una declaración de amor a la rebeldía pasiva. Justicia Auxiliar es una declaración de
amor a todo lo contrario. Y como si fuesen elementos interconectados, no puedo
explicar una cosa sin la otra. Claro que yo he venido aquí a hablar de libros.
Por lo que intentaré centrarme en por qué deberías estar leyendo la novela de
ciencia ficción más potente del año. ¡Amantes de la fantasía épica y de Blur,
absteneros de seguir leyendo!
miércoles, 18 de noviembre de 2015
martes, 3 de noviembre de 2015
La mujer comestible
Margaret
Atwood irrumpió en mi vida con una visión del futuro aterradora. El cuento de la criada nos presentaba
un mañana totalitario en el que la religión gestionaba el cuerpo de las mujeres
y las clasificaba por colores en función de su papel en la sociedad. En mi
segunda incursión en el mundo de la autora canadiense miro hacia atrás, hacia
su primera novela, buscando el origen de su prosa y de sus ideas. ¿Y qué he
encontrado? De nuevo, el desasosiego de la mujer provocado por sus múltiples y
poco edificantes roles. En este caso, la presión externa se manifiesta en la
boca del estómago. Tragarse a uno mismo es el recurso fácil para desdibujar
ideas y pensamientos propios. Atwood no alcanzaba ni los 30 años cuando nos
dejó un punto de partida fascinante, un comienzo en su bibliografía que me ha
dejado con hambre de más.
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