Los libros se esparcen por el suelo en el último mes del
año. Y esta vez vuelvo a reincidir. Aquí están todas las fechorías
bibliográficas que asumo como propias. ¿Y sabéis eso que dicen que los libros
te impiden ver la biblioteca? Pues estoy muy cerca de rozar dicho límite. Y
cada vez sonrío más. Hay una consecuencia lógica entre la felicidad y el
oxígeno que compartes con la página escrita. Estoy seguro. Segurísimo. Toda esa
genética participativa que me compone elige ejemplares bonitos de temáticas
dispares. ¿Alguien ha acuñado ya lo de verbena verbal? Porque lo llevo
solapado en los ángulos menos muertos de mi cuerpo. Esto empieza, pero como
bien sabrás, también se acaba.
martes, 31 de diciembre de 2013
domingo, 29 de diciembre de 2013
13 planificaciones sugeridas
No haré una lista de mis mejores lecturas de este año que acaba. Creo que hemos sobrepasado el límite permitido. Pero sí que, siguiendo la entrada de Ivan Thais en El País, lanzaré una lista de los 13 libros que, cueste lo que cueste, llueva dentro o fuera, intentaré leer en 2014.
jueves, 26 de diciembre de 2013
Crezco
Dejen paso. Aquí llega el antihéroe que todos necesitábamos. En un mundo como éste en el que los villanos se muestran como tales, que nadie finge ser otra cosa, era normal que llegase un héroe con más extravagancias y desaciertos que aquellos a los que se enfrenta. Y es que Ben Brooks (1992, Gloucestershire) (sí, ¡1992!) en su pequeña odisea por acostarse con la chica más virginal del instituto, nos regala una novela de iniciación en la que lo primero que se nos enseña es a pulsar reset.
‘El guardián entre el centeno’ de Chuck
Palahniuk
Ser
adolescente no es fácil en estos tiempos que corren. Vale, puede que ser maduro
ya no sea un requisito. Pero hay mil cosas nuevas en las que estar a la altura
y la información que uno tiene para enfrentarse a ello es demasiado abundante
para que sea certera. En este contexto distópico tenemos a Jasper, un chico de
17 años experto en conseguir drogas nuevas por Internet, crear ambientes
propicios para sus conquistas sexuales y ver Harry Potter cada vez que la pasan
por televisión.
jueves, 19 de diciembre de 2013
El Lago

A mediados de noviembre llegó a las tiendas la última novela de Banana Yoshimoto. Publicada en su país natal en 2005, han sido ocho los años de espera hasta hacernos llegar una obra en la que la autora se muestra en plenas facultades. Consigue arrastrarnos dentro de una historia pequeña que, como en el lago del título, esconde mucho más si se bucea hasta su fondo.
Lo que sucede en la otra ventana
Nakajima y Chiiro son dos jóvenes que desde sus respectivas ventanas se observan cada noche mutuamente. Lejos de todo acto sexual, esta rutina de observación representa un último intento de dos humanos para no quedarse solos en un mundo en el que parece que ya no tienen cabida. El encuentro será inevitable. Y empezarán juntos una extraña convivencia de fragilidades. Una convivencia en la que los sentimientos se irán abriendo como cajas de Pandora, y donde la verdad, una vez expuesta sobre la mesa, no podrá ser ignorada nunca más.
martes, 3 de diciembre de 2013
IMM #6 - Noviembre 2013
¿Cuánto es el tiempo que le dedicáis a entender la relación
de los libros que vais adquiriendo? En muchas ocasiones, la temática o el autor
son el nexo de unión entre vuestras lecturas. Sin embargo, si se presta una
atención extra, uno acaba descubriendo todo tipo de conexiones que no estaban
ahí en un principio cuando dichos libros aparecieron. Nadie habla de que los
vientos de noviembre suelen arrastrar fuera del dibujo toda esa arena que nos
impide ver qué sucede cuando no estamos mirando. Aunque ellos ya se conocían
entre sí, estos son mis nuevos libros.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
Magia para lectores

Lethem,
Chabon y Gaiman hablan maravillas de ella. Cuando se buscan referentes en su
obra, surgen nombres como Munro, Borges, Philip K. Dick y Kafka. Ante este
desfile de personas y personalidades, uno sólo puede preguntarse ¿quién es esta
Kelly Link y dónde estaba escondida hasta ahora? Seix Barral publicó en 2011
una recopilación de sus cuentos más significativos. Recopilación que bajo el
nombre Magia para lectores sirve de
carta de presentación para ella, la Reina de lo Extraño.
Érase una vez en la que todo era nuevo (y
raro)
Cuando
vas acumulando lecturas, el sentimiento de ya visto, ya leído suele aparecer con
frecuencia. Cada vez es más difícil que llegue algo y cambie los esquemas de lo
narrativo. La sorpresa de lo nunca visto. Y aunque la autora de la que hablo
hoy está lejos de esos renovadores estilísticos de los que todo el mundo habla,
Link trae sangre fresca, tinta nueva a la concepción del relato. Somos pequeños
de nuevo. Y necesariamente adultos. Sí, Link pone tal precio de entrada. Derrocar
las conciencias de las etapas vitales para entender que lo extraño se acerca a
nosotros en cualquier momento.
viernes, 8 de noviembre de 2013
IMM #5 - Octubre 2013
Octubre acabó. Y es una pena porque es un mes que me gusta
tanto... Aunque reconozco que esperaba tormentas de esas que empapan hasta los
planes más impermeables. Como sea, otra vez, se me ha vuelto a ir de las manos
esto de adquirir libros. En mi defensa diré que ha sido un mes con tantísima
cosa interesante, que al final sólo me he dejado llevar un poco. En el tintero
se han quedado buenas presas. Hay un par de Alpha Decay que no puedo dejar
pasar. ¡Y un ‘Stoner’ que caerá en Noviembre a cualquier precio! A pesar de
todo, no me puedo quejar.
Va, no me justifico más. Esto ha sido mi Octubre.
martes, 5 de noviembre de 2013
Los años de peregrinación del chico sin color
En
este 2013 Haruki Murakami ha sorprendido a propios y extraños publicando una
nueva novela de la que nadie sabía nada. De título largo e impronunciable,
la obra rompió records de ventas antes incluso de salir al mercado. Un segundo
record fue llevado a cabo por la editorial Tusquets al traducirlo a un idioma
inteligible para occidente en seis meses. ¿Qué hay en estos años de
peregrinación que han puesto a Murakami en boca de todos por enésima vez?
Borrón y cuentas pendientes
La
visión que uno tiene de sí mismo difícilmente puede ensamblarse a la imagen que
los demás tienen de ti. En esa falla perceptiva, uno construye puentes de
entendimiento que intentan paliar la incomunicación resultante entre el ‘quién
soy’ y el ‘quién crees que soy’. Claro que estos esfuerzos pueden llevarse a
cabo si se es consciente de que existe dicha falla. Si, como en el caso del
Tsukuru Tazaki, ignoras la situación, puedes verte desterrado del mundo
conocido sin saber si quiera qué has hecho mal, qué acto delictivo tu mano ha
firmado con tu nombre sin pedir permiso.
viernes, 18 de octubre de 2013
La Broma Infinita (70 cosas que he jurado no olvidar)
¿En serio? ¿De verdad alguien se ha atrevido a reseñar el buque insignia de Wallace y no ha perdido la cabeza en el intento? Lo máximo que puedo dar de mí es este cuaderno de bitácora, un paseo de lo que ha sido, de lo que nunca fue y de lo que pudo haber sucedido si otro que no fuese yo hubiese leído La Broma Infinita. Si otro que no hubiese sido Wallace hubiese escrito una carta de despedida, dando instrucciones pormenorizadas de cómo hacer arder todos los ejemplares de la maldita obra. Y es que La Broma Infinita puede acabar con cualquiera. Y lo peor de este libro, quizá lo más llamativo, es que no te mata como lo haría una bala al perforarte, sino que asume el rol de esa falta de reflejos que te impide esquivarla.
1. Empecé la novela el 1 de julio y la acabé el 7 de septiembre. Un total de 69 días. Empecé en Barcelona y acabé en Sevilla. Supongo que he superado todos los parámetros de tiempo y distancia que un lector debería llevar a cabo con este libro. Nunca fui muy rápido.
viernes, 4 de octubre de 2013
IMM #4 - Septiembre 2013
Venga,
preguntádmelo. ¿Cuándo se ha convertido esto en un blog de IMM y ha dejado de
ser un blog de reseñas? Tengo cientos de excusas. Algunas más perniciosas que
otras, pero lo cierto es que voy de arriba abajo, de izquierda a derecha,
cambiando lugares por personas, trabajos intensivos y cursos que comienzan. Por
lo que puedo dedicarle poco tiempo al exquisito arte del análisis. Claro que
eso no quita que siga adquiriendo libros.
domingo, 1 de septiembre de 2013
IMM #3 - Agosto 2013
Este Agosto Esquimal toca a su fin. No, no lloréis. Era necesario. Las cosas en verano se detienen, van a una velocidad que no percibo. Como si el calor de esta ciudad hiperpoblada derritiese el alquitrán del asfalto y retuviese viandantes, casualidades y otros animales del mundo del futuro. Pero hoy es septiembre. Hoy os muestro todos esos libros que me han distraído de aquello que no me gusta. El curso empieza. Las historias comienzan. Y yo, al menos, continuo.
martes, 20 de agosto de 2013
Sueño Profundo
Siempre
es una buena opción combinar cualquier lectura densa con relatos de Banana
Yoshimoto. Éstos son tan sutiles, tan atmosféricos, que nunca roban
protagonismo ni tiempo ni energía de la lectura principal que estás llevando
a cabo. Y cuando creías que le estabas dando una importancia secundaria, te ves
aplazando por momentos cualquier otra cosa para cerrar la historia que la
señorita Yoshimoto te ha ido narrando a lo largo de todos esos días que no
acaban. Sin duda, este Sueño Profundo me ha mantenido más
de una noche despierto, con sus cuentos zanjados y mi mirada perdida a través
de las calles de esta ciudad que camina dormida.
Somnolencia participativa
Hay
algo mágico en los cuentos de esta autora japonesa. No sabes cómo, sus historias
te llegan aunque el surrealismo implícito de la cultura japonesa, así como la
dosis extra que Yoshimoto añade, parece colocar sus textos en las antípodas de
la identificación. Y sin embargo, sucede.
lunes, 19 de agosto de 2013
Fraternidad
No sabría decir si Hal está triste. Cada vez le cuesta más interpretar los estados mentales de Hal o si está de buen humor. Esto le preocupa. Antes solía saber preverbalmente, por lo general en su estómago, dónde estaba Hal y lo que estaba haciendo, incluso si Hal estaba lejos o jugando o si Mario estaba lejos, y ahora ya no lo puede hacer. Sentirlo. Esto le preocupa, y tiene una sensación como cuando te pierdes algo importante en un sueño y luego no puedes recordar aunque sepas que se trata de algo importante. Mario quiere tanto a Hal que le hace latir el corazón con fuerza. No tiene que preguntarse si el que ha cambiado ahora es él o su hermano, ya que Mario no cambia jamás.
La Broma Infinita - David Foster Wallace
jueves, 1 de agosto de 2013
IMM #2 – Julio 2013
He
tenido un mes de julio con poca actividad bloguera. Cambios en el trabajo
además de un secuestro perpetrado por David Foster Wallace y su Broma Infinita,
han hecho que apenas pudiese reseñar. A pesar de todo, las adquisiciones han tenido
lugar, así que os dejo por aquí el botín estival.
lunes, 8 de julio de 2013
¿Qué amar?
![]() |
Mary Ann Wakeley, Peacing the Precipice |
Marathe: ¿No es esta una opción de la máxima importancia? ¿Quién enseña a vuestros niños estadounidenses a elegir su templo, a qué amar lo suficiente como para no pensárselo dos veces?
Steeply: Y esto lo dice un hombre que...
Marathe: Porque esta decisión lo determina todo. ¿O no? Todo lo que vosotros denomináis libre elección depende de cuál es vuestro templo. ¿Y qué es el templo para Estados Unidos? [...]
Steeply: Tú supones que siempre se trata de una opción, de una decisión consciente. ¿No es algo ingenuo? ¿Acaso tú te sientas junto al libro mayor de tu contable y entonces decides sobriamente qué amar? ¿Siempre?
Marathe: Las alternativas son...
Steeply: ¿Y qué pasa cuando a veces no hay opción sobre lo que amar? ¿Y si el templo va a Mahoma? ¿Y si simplemente amas? ¿Sin decidirlo? Lo haces simplemente: la ves y en ese instante te olvidas de la contabilidad y lo único que puedes elegir es amarla...
Marathe: Entonces y en un caso semejante, tu templo es el ser y los sentimientos. Entonces no eres más que un fanático del deseo, un esclavo de tus estrechos y subjetivos sentimientos individuales, un ciudadano de la nada. Te conviertes en un ciudadano de la nada. Estás a solas y de rodillas ante tu ser. En un caso como este, te conviertes en un esclavo que se cree libre. Es la esclavitud más patética. Nada de tragedia. Nada de canciones. Crees que morirías dos veces por un tercero, pero en verdad sólo morirías por ti mismo, por los sentimientos de tu ser.
La Broma Infinita - David Foster Wallace
domingo, 30 de junio de 2013
IMM #1 – Junio 2013
Nunca
he sido muy fan de los In my mailbox
– IMM. Dejar constancia de todos los libros que van entrando en mi vida podría
poner de manifiesto que tengo un problema bastante serio. Bibliofilofobia de manual. Tsundoku,
que dirían los japoneses. De cualquier modo, me he lanzado. Lo cierto es que
compro mucho más de lo que humanamente puedo leer. Adquiero para mí y para el
otro, ese alguien a quien aún no conozco y que acabará reconquistando mi
biblioteca. Para facilitarle el trabajo administrativo a ese alguien, empiezo
mis inventarios mensuales.
lunes, 24 de junio de 2013
Embassytown

Justo
anoche terminé de leer Embassytown
de China Miéville. Y aún no asimilo todo lo que me han contado. El largo tiempo
que esperé para que esta novela llegase a mis manos ha merecido la pena. Cada
segundo de hype que he vivido me ha
sido devuelto con intereses. Ahora lo sé. Ahora, tras dejar atrás la Ciudad
Embajada, entiendo las altas cotas a las que puede llegar la ciencia ficción.
No es casual que la literatura que mezcla razas y civilizaciones, sea la que
produce este libro polimórfico lleno de divulgación lingüística, análisis
antropológico y entretenimiento en manada. Puede que no sea justo haciendo esta
reseña. Embassytown me ha gustado
demasiado.
Una palabra tuya bastará
Existe
un pacto tácito en todas la reseñas que he leído sobre Embassytown para no desvelar grandes partes de la trama. Y lo
cierto es que agradezco esa posición generalizada porque han sido muchísimas
las sorpresas a las que he tenido que hacer frente durante toda la historia. Sucede
que, lo que a priori parece el conflicto de la historia, se resuelve a las
pocas páginas y uno nuevo, más imponente, acapara todo el protagonismo. Este
juego de matrioskas trágicas funciona
a la perfección y no da tregua alguna al lector, ya que mientras uno sigue
adaptándose a las reglas del universo en el que se ha visto envuelto, la
historia le pide atención y agilidad mental.
domingo, 16 de junio de 2013
Sufro de esto
Tsundoku (積ん読): El acto de comprar libros y no leerlos; dejándolos apilados en estanterías, mesas o por el suelo.
— Sergio (@Sergsab) June 16, 2013
sábado, 15 de junio de 2013
1Q84 - Libro 3

Hace
más de mil años que empecé 1Q84. La reseña de aquellas dos primeras partes
atestigua el tiempo que he dejado pasar entre el comienzo y el desenlace del
proyecto literario más ambicioso llevado a cabo por Haruki Murakami. La puerta
no estaba cerrada. Y por ese hueco se han colado otras lecturas, críticas de
todo tipo, dos lunas y una reformulación de ideas como buscar, esperar y encontrarse. Lo
cierto es que no diría que 1Q84 – Libro 3 sea una tercera parte al uso. Y es que el autor
japonés le ha dado la vuelta al universo conocido, creando una historia propia,
que a su vez es la sombra de todo aquello que pasó en ese mundo paralelo que
son las dos primeras novelas.
Q de Quién, Q de Quietos
Pistola
en boca, una Aomame de diez años encontrada por un Tengo adulto y la sombre
alargada de Ushikawa, un investigador privado cuyo objetivo es destapar la
tragedia acontecida en Vanguardia. Los cabos sueltos que dejaba abiertos el
anterior volumen se retoman en esta parte final. Y los narradores pasan a ser
tres. Tres sujetos que comienzan a buscarse entre sí, que se encuentran tarde,
que no se reconocen cuando se tienen frente a frente y que acaban dando sólo
consigo mismos. Esta persecución tiene una estaticidad sorprendente. Y quizás
es lo novedoso de lo planteado. Nunca sabes si estos personajes están buscando
o quieren ser encontrados. Y ambos deseos, como lunas, quedan solapados y
orbitan en torno a cualquier acción que lleven a cabo. Las mareas que subyacen bajo la influencia de este doble magnetismo reaccionan, de forma inversa y poderosa, separándolos aún más.
domingo, 9 de junio de 2013
Tadaima
La
llegada de un nuevo medio o editorial de temática japonesa siempre es una
noticia excelente. La oferta ya de por sí amplia, se enriquece cuando alguna de
estas propuestas acampan en un nicho poco o nada explotado. Justo es la
estrategia que ha seguido Taketombo Books. Frente a ese aluvión de tradicionalismo y autores consagrados que
nos llegan desde la tierra de los Samuráis, esta nueva editorial propone darle
voz a esos nuevos autores –tanto de aquí, como de allí, como de un punto
intermedio- cuyo denominador común es la influencia de Japón en sus vidas.
Watashi, Boku, Ore
Estamos
ante un conjunto de seis textos a caballo entre el ensayo y la vivencia
personal. Todos escritos desde una fuerte presencia del yo, estos jóvenes nos
narran cómo Japón ha invadido sus vidas sin apenas poner resistencia. Detallan
cuánto han ganado, cuánto han perdido y quiénes son ahora tras la transacción
con ese lugar que, con frecuencia, simboliza algo más poderoso que una simple
localización geográfica a demasiados kilómetros de distancia.
miércoles, 22 de mayo de 2013
Mortal y rosa
Uno
siempre le tiene un miedo y una risa a las cosas que no conoce o que conoce
mal. Rescatar a Francisco Umbral de la
categoría de cosas a evitar ha sido todo un acierto. A cuántos lugares no estaré
yendo por culpa de lo pesadas que se están volviendo estas alforjas llenas de
prejuicios. Como sea, aquí estoy, herido de muerte, agonizando de alegría ante
la tristeza gamberra de Mortal y rosa.
Un libro que es muchas cosas. Implacable como género literario. Bienvenidos a
la mala hostia documentada de Umbral.
La historia poetizada de cómo me siento
Si
este libro no está en ninguna lista de lecturas obligatorias no es porque no tenga méritos propios para, no ya
forma parte de ella, sino para encabezarla. Creo que en sus escasas 250 páginas
se esconde uno de nuestros buques insignias en cuanto a literatura autóctona
se refiere. Pero no es un libro al uso. Al menos no en el sentido narrativo del
término. Estamos ante un examen emocional del hombre de nuestro tiempo. Un
elegía al niño perdido –en un sentido metafórico y en un sentido literal-. Una
carta de amor hacia la persona cuya mano agarrar antes de rompernos. No, no
para de reinventarse constantemente.
viernes, 17 de mayo de 2013
El Gran Gatsby
¿Hasta
dónde puede inventarse uno? Según cierto precepto nazi, una mentira repetida mil
veces gana el autoconvencimiento de ser cierta. No es menos válido que algunas
ficciones son devoradas por la realidad que las acoge, y como ya decía
Baudrillard, las gracietas de lo fingido siempre son pisoteadas por la seriedad de
lo auténtico.
Gatsby
se estrena hoy, 17 de mayo de 2013. Una patina de neones, vestidos y
excentricidades –creo haber visto a una cebra en una piscina- han otorgado a la
obra de Fitzgerald la maldición de lo contemporáneo. Deseos que no han sido
formulados, pero sí concedidos. Y ahí estamos todos, poniéndole la cara de
DiCaprio a Jay Gatsby como otrora hicieran con la cara de Robert Redford.
Confieso
que la película de Lurhmann me ha empujado a la lectura precipitada de El Gran
Gatsby. Yo, tan de mi tiempo, soy bastante impresionable con esos fuegos de
artificios. Y ahora, tras haberme sumergido en la obra de Fitzgerald, no estoy
muy seguro de que quiera ver su adaptación en la gran pantalla. Me da miedo que
la historia de amor –te quieros que
salen a flote cada pocos pasos- eclipse la gran proeza de Gatsby. Ese truco de
prestidigitación que lleva a cabo para convertirse en algo que brille lo
suficiente como para ocultar lo demoledor. Lo fastuoso es la excusa. El miedo
al rechazo, la posibilidad del destierro ante el yo más elemental es lo que
titaniza y vuelve eterna la obra de Fitzgerald. Una verdad intransferible que
sólo puede ser asimilada con mucha menos luz de la expuesta hasta ahora.
sábado, 11 de mayo de 2013
Una súper triste historia de amor verdadero

¿Una
distopía fundamentada en las redes sociales? Algo así no iba a tardar en
aparecer. Y lo cierto es que seguramente existan precedentes. Mis conocimientos
restrictivos me han llevado a inaugurar este subgénero con el libro de Gary
Shteyngart que publica Duomo. Aquí se plantea un mundo explícitamente
interesante que se va al garete por la digitalización aberrante del individuo.
Lástima que la novela no gane mayor repercusión en mi estantería por la voz
narrativa con la que esta historia nos es contada. ¿Más detalles? Claro.
Decir ‘te quiero’, esperar reply
Lenny
Abramov y Eunice Park son los Romeo y Julieta de un mundo inalámbrico en
exceso. Pero aquí no es la familia la gran fuerza antagónica que los separa.
Tampoco el esnobismo de Eunice ni el casposismo ilustrado de Lenny. La
diferencia de edad, 20 años, es lo que los aísla y avergüenza en un mundo donde
la juventud se comercializa a límites inimaginables. Donde tu móvil te dice en
qué puesto del ranking está tu nivel de follabilidad y donde ser sexualmente
explícito es la educación mínima que se espera de ti. En este contexto, el amor
dista mucho del mero cortejo. La inseguridad es la devaluación de nosotros como
mercancía. Y los actos románticos sólo tienen validez si son apoyados por una
cantidad significante de espectadores conmovidos por nuestra intimidad
mediatizada.
martes, 7 de mayo de 2013
Voy a clonarme, luego matar al clon y comérmelo
Qué
tontería de nombre, ¿no? Sam Pink. Suena a personaje de Nickelodeon venido
a menos. Y sin embargo estamos ante el enemigo Número 1 de todo lo
preestablecido hasta la fecha. Procedente de esa Generación Anomia de la que
tanto se habla a colación del más conocido Tao Lin, sale este engendro
postnarrativo cuyas palabras están cargadas de imágenes violentas. Frases tan
centradas en el impacto del simbolismo sucio que el autor se ha visto obligado
a pagar el precio de la coherencia interna. Son poemas. Obras de teatros.
Microrrelatos. Pero no en el sentido en el que estos géneros se sienten cómodos
en tu cabeza.
No,
olvídate de la comodidad. Es lo primero que Sam Pink ha estrangulado con sus
propias manos.
Aunque
tenga cierta trayectoria en Estados Unidos, casi nada hay traducido de este
artista disfuncional. Este Voy a clonarme, luego matar al clon y comérmelo me
llega gracias a la editorial argentina Triana. Tengo entendido que también
Alpha Decay traerá algo de él este año. Y no puedo más que admirar el valor de
la pequeña editorial barcelonesa porque esto es lo más indigesto he tragado en
mucho tiempo.
lunes, 15 de abril de 2013
Ahora es el momento

Spanbauer,
uno de los referentes de la literatura queer,
vuelve a hacer de las suyas. El precursor del aclamado dangerous writing publicó en 2006 su última novela hasta la fecha,
este Ahora
es el momento. Y vuelve a dar en la diana presentándonos un relato
circular con una mitología interna de
las que hacen época.
Con la facilidad del heno para arder
La
América profunda y el catolicismo árido han visto crecer a Rigby John Klusener,
un adolescente que vive con su familia en una granja de Idaho. De víctima de
matones a tipo duro con las pelotas necesarias para huir, Rigby nos narra su
periplo. Su crecimiento vital hasta convertirse en alguien que pueda usar la
palabra “yo” sin las interferencias ni el ruido de toda esa mugre que le rodea.
Porque no es fácil convertirse en una persona con corazón, capaz de amar en
concordancia con uno mismo cuando tu padre es incapaz de tocarte y tu madre
sigue al pie de la letra las directrices del Antiguo Testamento.
miércoles, 27 de marzo de 2013
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
Escribir
en 2013 sobre ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? es, cuanto menos,
redundante. ¿No está todo dicho ya sobre la obra más mediatizada de Philip K.
Dick a.k.a. Dueño y Señor de la
Paranoia Metafísica? Quizás sí. O quizás es su adaptación cinematográfica, Blade
Runner, la que se ha llevado el gran trozo de ese pastel que es el
conflicto hombre – maquina. Deckard versus Nexus-6. No, no voy a escribir sobre
las eternas comparaciones entre libro y película, porque cada uno ha sabido
encontrar su hueco en la ciencia ficción. No se pisan. No se agreden porque
orbitan en sistemas diferentes.
Entrar
en Dick es, ante todo, una prueba de fe. No de esa fe televisada que destiñe, sino
fe de la de antes, de la de no saber siquiera si vas a disfrutar del
aprendizaje. Si la retribución por dicha entrega será, ya no satisfactoria, sino
mínimamente útil. Y aunque la novela que nos ocupa no sea turbulenta en la
mayor parte de su recorrido, sí que nos encontramos pasajes marca Dick®. Momentos de no entender
nada, de cambiar de arriba abajo las reglas del juego, de dudar de si lo que
creíamos que era cierto no lo era en absoluto. Citando al autor:
"La Realidad es aquello que, incluso aunque dejes de creer en ello, sigue existiendo y no desaparece."
jueves, 14 de marzo de 2013
Buda en el ático
No
voy a negar mi natural inclinación a recibir con los brazos abiertos cualquier
lectura que tenga que ver de forma directa o indirecta con mi idolatrado Japón.
Todo el mundo sabe que una buena disposición es clave para que un libro, una
película, una obra de arte cualquiera acabe cuajando. Sin embargo, la novela de
Julie Otsuka ha compensado con creces toda buena intención que pudiera tener
hacia ella. Se ha alojado en una costilla y ahí sigue, enraizada y agitando,
según el viento, todos los órganos con los que percibo. Me ha dado de lleno.
Siento el tono efusivo, pero Buda en el ático ha conseguido
convertirse en uno de los favoritos. Os presento a todo un caballo ganador.
Mil grullas
Empujadas
por las promesas de sus futuros maridos de una vida llena de comodidades, un
grupo de japonesas abandonan su país natal para probar suerte en América. Lo
que allí encuentran dista mucho de lo que esperaban. La realidad no se
hace esperar y se manifiesta ante estas mujeres aplastando sus sentimientos, su
cultura y, finalmente, a ellas mismas. Cada una cuenta su historia, pero todas
lo hacen con una voz común que las arropa y que las hace sentirse parte de algo
en sus momentos más inhabitados. Las veremos llorar, tropezar una y otra vez, y
alzarse con el fin de ver qué pueden conseguir de esa tierra desacostumbrada a
los pasos lentos de estas mujeres.
viernes, 8 de marzo de 2013
¿Cómo debería ser una persona?
El hype, mezquino marketing, me ha hecho
desear el libro de Sheila Heti desde la primera vez que tuve conciencia de él. Más aún cuando oí que Alpha Decay lo incluía en su catálogo ¿Un manual sobre cómo crear una obra de arte si no te consideras un artista?
¿Una biografía novelada sobre lo ridículo que resulta intentar ser alguien,
quien sea? Firmo. En este terreno pantanoso de tribus urbanas, redes sociales,
grupos de referencia y público objetivo, pocos yoes sobreviven a la manada
homicida del nosotros. Así que, ¿por qué no hablar de esto? La identidad vive
un auge que ni vampiros, ni sadomasoquistas, ni constructores de catedrales
jamás podrán soñar. Y es que querer explicarle a alguien quién es uno y cuáles
son sus circunstancias es lo más divertido que le ha pasado a la literatura en
mucho tiempo.
Hay
quien lo llama empatizar. Otros, voyeurismo. El acto de exhibirse, de cualquier
modo, se vuelve explícito. Y puedes apartar la mirada o empaparte hasta decir
basta. Y ya que llevo tanto tiempo esperándolo, ¿por qué no echar un ojo?
Soy un collage, ¡mirad cómo camino!
Toda
persona es una proceso inacabado. Un eterno “Estamos trabajando. Disculpen las
molestias”. En la mayoría de ocasiones se están llevando a cabo estas reformas
sin permiso de obras, molestando a aquellos que nos rodean. Por el ruido que
estamos haciendo entre palada y palada –no conozco nada que no emita sonido
alguno al quebrarse-. Por nuestro constante mendigar de material para llegar a
tiempo a la fecha de entrega. Por nuestras manos sucias. Por nuestros cansancio
extremo. Todo molesta en aquel que está construyéndose.
domingo, 3 de marzo de 2013
La campana de cristal
Uno
nunca sabe cómo enfrentarse a los clásicos. Siempre se va con esa inseguridad
de no saber si se estará a la altura. El miedo a no entenderlo. El miedo a
entenderlo y que no te guste. Cuando se mira de frente a obras consolidadas,
siempre tendemos a apartar la mirada antes de que algo mayor que nosotros nos
deslumbre. Es como pedirle que baile contigo a la chica más popular de la
fiesta. Claro que el mundo siempre es mucho peor en nuestras cabezas. Así que
basta con acercarse. Y leer la primera línea. Y decir “Hola”. A partir de ahí,
uno actúa en función de lo que vaya sucediendo. Da igual cómo acabe el
encuentro. Al final, uno siempre tiene una historia que contar. En este caso, la de cómo salí vivo de la depresión de Esther Greenwood, protagonista de La
campana de cristal.
Insuficiencia de oxígeno
Ser
becaria con gastos pagados en una revista de moda en la Gran Manzana podría ser
el sueño de toda chica. Esther Greenwood, sin embargo, lo encuentra algo
superficial. Vestidos, maridos, brunchs, no son para ella la meta a perseguir.
Sin embargo, allí está. Desde su pequeña ciudad hasta el corazón de Nueva York,
Esther nos narra en primera persona las
desventuras de salir del cliché en el que se siente inserta. Y las ganas de
arrojarse a cualquier tren en marcha que la lleve a vivir nuevas experiencias.
Claro que todo tiene un desenlace y cuando su estancia en Nueva York toca a su
fin, empieza la verdadera novela.
lunes, 25 de febrero de 2013
Aquí todo es mejor
Voy
zanjando la lista de todos los Alpha Decay que quería leer. Puede que alguien
me tache de hipster o de gafapasta de
manual, pero lo cierto es que los títulos de su catálogo siempre me llaman la
atención. Será que tienen a alguien en comunicación que lo hace muy bien. O que
el diseño de sus libros es tan sumamente bonito que no puedo evitar adquirirlos
por puro placer estético. O que sus historias me tutean desde la primera
página, como si ya nos hubiésemos visto antes. Alguien dijo una vez que para
conocer la historia de un lugar, de un momento, no hay que leer los periódicos,
sino leer a los autores de dicho lugar, de dicho momento. Si esto es cierto,
los libros de Alpha Decay están contando una historia de la que yo soy
partícipe. Para bien o para mal, esta gente que habla, lo hace de mí y de los
míos.
Hacerse adulto sin instrucciones
Y
llegamos a los cuentos de Justin Taylor. Una colección de quince piezas que van
desde la más absoluta exquisitez narrativa hasta la mera anécdota narrada sin
la menor trascendencia. El maleficio de los libros de cuento prevalece aquí,
haciendo que grandes historias convivan con otras menos dramáticas, más
olvidables. Y es una pena, porque cuando Taylor lo hace bien, sus historias son
refrescantes, multiperspectivistas y con el tono perfecto. Es el caso de “Una
casa en nuestros brazos” donde un chico y una chica destinados a estar
juntos prefieren jugar con otras personas antes que enfrentarse el uno al otro, a lo que realmente son. En otro cuento, “Resplandecientes gemas de la noche de los
tiempos” una pareja disfuncional en extremo, mezcla literatura, torturas
militares y cortadores de carne en sus prácticas sexuales. Piezas breves, carentes
de una narración al uso, pero disfrutables como “Amber en la ventana en temporada
de huracanes” o “Encontrándome” alegran el camino
hacia el final del libro. Dándote una pausa, una tregua en ese aluvión de
personajes que Taylor mete en sus cuentos por metro cuadrado.
martes, 19 de febrero de 2013
El cuento de la criada
Si
leo ciencia ficción con frecuencia es porque necesito que algo llegue y que
rompa los esquemas de lo que creía cierto. Ideas que pongan en pie de guerra lo
que daba por sentado. Y es que distorsionando en extremo lo preconcebido puedo
entender qué hechos, qué símbolos, qué actos dan forman a lo que entiendo por
cotidiano. En esta novela de Margaret Atwood no hay naves espaciales, ni
poderes extrasensoriales aunque no hacen falta para incluirla dentro de la
literatura de género. El futuro que aquí se nos presenta es tan terrible que el
individuo no tiene un enemigo al que enfrentarse. Ni una pantalla a la que
dirigirse. Ni un cuerpo propio al que aferrarse.
El rojo no es un color
Las
criadas son la solución para el gran problema que supone el descenso
vertiginoso de la natalidad. Vestidas de rojo de principio a fin, son asignadas
a familias con recursos para que pueden perpetuar el linaje. No hay posibilidad
de réplica. Ya no queda nada de aquella vida de finales del siglo XX. Las
libertades individuales y los sentimientos se han convertido en un tema tabú
sobre el que hablar, una utopía por la que ya nadie lucha.
martes, 5 de febrero de 2013
Nosotros los animales
Llevo
una ristra de lecturas breves a cuesta. Nada serio. Nada complicado. Nunca
superan las doscientas páginas y están acorde con la falta de constancia que
impera hoy día en mi vida. Leo. Dos, tres tardes y luego me despido. Todo iba
según lo planeado. Hasta que descubrí a una alimaña en la estantería. Una
bestia escurridiza que al intentar sacarla de su lugar, me mordió la mano. No
iba a ser una lectura fácil. No por la prosa. No por el estilo. Sino porque
estaba ante uno de esos libros raros con una soberbia insultante. De los que
entre líneas guardan un cepo y una vez finalizados, al intentar alejarnos,
vemos cómo nuestro pie no responde, nuestras siguientes lecturas no tiran. De
alguna forma, me estoy viendo obligado a seguir entre animales. Comer con las
manos. Comunicarme con gruñidos. Y es que hasta ahora no había rendido cuentas con la parte menos domesticada de mi persona.
Donde viven los monstruos
No
hay periodo más animal que la infancia. Cuando uno aún no ha sido socializado.
Cuando todo -o casi- está permitido. Son los 80 y en el barrio de Brooklyn hay
una manada formada por tres hermanos dejados de la mano de Dios. Una madre
cansada y ausente. Un padre vivo, volátil y violento. Todo el tiempo del mundo
y un paisaje desolado lleno de carroña. Y hambre, el hambre como elemento
definitorio de estos animalillos escuálidos y vivarachos. Las aventuras de
estas criaturas son contadas aquí con la crudeza de la carne fresca y la
belleza temporal de aquello que ha ocultado los colmillos por momentos.
lunes, 28 de enero de 2013
El único final feliz para una historia de amor es un accidente
No
pude resistirme. No iba a comprar ningún libro aquel día. Pero allí lo
encontré, destacando entre el resto. Su maravillosa portada con ese fugu gigante me impedía ver cualquier
otra cosa. Su título, a todas luces, una declaración de intenciones en toda
regla. Al darle la vuelta y leer su sinopsis, su extraña visión de un Tokio
pensado exclusivamente para el regodeo emocional del extranjero fue decisivo.
Salí de aquella librería incrustada en el costado de un museo de Barcelona con mi ejemplar de El
único final feliz para una historia de amor es un accidente. Aún no
sabía qué puertas estaba cruzando en aquel momento.
Gaijin, mon amour
El
extranjero es una falta de cortesía per
se. Un bárbaro incapaz de entender los matices del Japón milenario. Una
invasión sutil frente a la cual Mishima se reveló de la forma más macabra. Sin
embargo, una forma de rebeldía contrapuesta será llevada a cabo por Shinsuke
cuando caiga rendido ante los encantos de una polaco-rumana llamada Iulana. Una
ofensa, otra más, para su dictatorial y bizarro padre, el aclamado poeta Atsuo
Okuda. Retirado ya de los circuitos literarios y dedicado al cien por cien a la
observación y escrutinio de la vida de Tokio a través de una red de cámaras y
micrófonos instalados por toda la ciudad. En este voyeurismo analítico se va
gestando la venganza personal del padre contra el hijo. De la soledad con el
intento de algún tipo de amor. Del poder
ejercido por el simple hecho de poseerlo contra la intensidad de vivir una
historia cuyo desenlace no puede ser más que un accidente en toda regla.
Ya nos avisa desde el título.
viernes, 18 de enero de 2013
Una forma de vida
Cuanto
más leo, más discrepo con la idea de tener escritores fetiches. Creo, sin
embargo, en escritores demoledores en un momento puntual de nuestra vida y en
obras concretas que nos atrapan. Hoy por hoy he renunciado a casi todos los
contratos de permanencia que tenía con mis autores más idolatrados. Ya no me
desvivo por Murakami, ni salgo a la caza de todos los Coupland, ni releo, ya
no, las obritas gigantes de Amélie Nothomb.
No
pensaba leer de forma voluntaria la última novela de Nothomb y aquí estoy. Y
una vez leída, puedo aseverar que hubiera cometido un error estúpido si no le
hubiese dado una oportunidad. Y es que
hacía tiempo que la belga no me sorprendía y con Una forma de vida lo ha
conseguido.
La invasión de los ultracuerpos
En
esta ocasión Amélie vuelve a usar su propia voz para narrar la historia ¿real?
de su intercambio postal con un soldado americano obeso, destinado a Irak y fan
acérrimo de la autora.
sábado, 12 de enero de 2013
Glaciares
Una
de las más recientes incorporaciones del catálogo de Alpha Decay cayó hace poco
en mis manos gracias a @Karostra. Contagiada aún por los tiempos sin prisas de
la protagonista de esta novela breve, quiso compartir conmigo esta historia de
vestidos viejos y recuerdos imborrables. Un cuento que, como bien dice ella en
su blog “…no corre, pasea. Respira hondo, coge grandes bocanadas del aire.
Susurra, se queda en silencio, espera el deshielo…”.
Costumbrismo urbano en tiempos de Internet
Isabel
vive sola con su gato. Tiene veintitantos y trabaja restaurando libros. Su día
a día transcurre sin muchos sobresaltos. Original de Alaska y residente actual
de Portland, Isabel se escapa de las prisas propias del mundo en el que vive.
Pasan a su lado, ignorándola, dejándola hacer a su ritmo lento. Mientras el mundo no para de dar a luz a
psicóticos sociales atados a sus trabajos y a relaciones destructivas, amantes
de la comida rápida y el sexo exprés, Isabel se demora tanto como puede en su
sosegado estilo de vida.
domingo, 6 de enero de 2013
Entrevistas breves con hombres repulsivos
Y
llegó el día señalado. El juicio, al final. David Foster Wallace y yo nos hemos
cruzado. Una cita complicada por las expectativas depositadas el uno en el
otro. Y es que no sé si he estado a la altura. Tampoco sé si la fama que le
precede ha sido humo o fuego. Lo cierto es que tras leer estas Entrevistas breves con hombres repulsivos
aún sigo sin tener claro del todo lo que ignoraba del encumbrado y difunto
autor de La Broma Infinita.
A la caza del último hombre bueno
Las
relaciones en estos tiempos que corren son, en muchos casos, análisis
psicopatológicos de los miembros implicados. El amor requiere tratamiento. Y el
sexo nunca, nunca es la cura de nada. Ellos y ellas se lanzan a batallas que
saben de antemano que no pueden ganar. Y es ahí donde Foster Wallace muerde. Lo absorbe y
lo suelta en esta colección de cuentos y otros textos difíciles de definir, a
caballo entre muchas cosas.
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