Desde
que tengo uso de razón literaria siempre he tenido un libro de Haruki Murakami
pendiente. Y aunque no sé si podría entrar dentro de la categoría “autor
prolífico”, lo cierto es que el racionamiento de sus obras han creado una
sensación de perpetua presencia. No conozco a nadie que haya sufrido una sequía
murakaminiana. Este paquete de cuentos me remiten directamente a aquéllos que
yacían dentro de Sauce Ciego, Mujer
Dormida. Aquél fue mi primer encuentro con la narrativa breve del japonés,
un laboratorio de experimentos con fluorescentes parpadeantes que otorgaron a
mi idea de tiempo y espacio un salto evolutivo. Esto lo digo porque he olvidado
muchos pasajes de sus novelas más emblemáticas, pero tengo aún arraigado dentro a un hombre que usa pasta italiana para aislarse o la contemplación de los males
del mundo en el vómito provocado por un consumo excesivo de cangrejo. Sí,
Murakami es ortodoxo en sus novelas y un espíritu kitsune en su narrativa breve. Estos siete cuentos vuelven a dejar
claro la viveza de la fantasmagoría contemporánea. Porque, ¿qué es una historia
de una ausencia sino una historia de fantasmas?
sábado, 15 de agosto de 2015
viernes, 7 de agosto de 2015
Yo te quise más
Alguien
con quien me acostaba me dio a conocer a Spanbauer. Era un libro usado y
escrito en los márgenes que hablaba sobre vaqueros, padres ausentes y formas de
follar nunca antes vistas. Ya se sabe que aquello que entra con sudor suele
tener una permanencia mucho mayor en nosotros. Todo lo que sabía sobre
literatura cambió en ese instante. Todo lo que sabía sobre sexo e identidades
cambió también, pero un poco más tarde. Ambos descubrimientos no tienen
conexión alguna, pero las circunstancias fueron prácticamente las mismas. El
contexto lo es todo. McLuhan estaba equivocado. No es el medio, sino el
contexto lo que es el mensaje. Y ahora, cada siete años, Spanbauer vuelve a mi
puerta como todos esos hombres intermitentes que vuelven a cualquier lugar
conocido tras una cacería interminable. En este caso, el tío Tom trae una
novela sobre la capacidad de transformarnos ante aquellas personas que llegan a
nuestra vida en el momento exacto. El contexto es el mensaje. El momento es el
mensaje. El sexo es el mensaje. McLuhan no sabía nada de la vida ni de cómo es
eso de follar entre hombres.
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